28 de noviembre de 2014

Beneficios de comer alimentos crudos


Comer alimentos crudos permite conservar todos los nutrientes (proteínas, carbohidratos, lípidos), y principalmente los micronutrientes (vitaminas y minerales) y algunas enzimas destruidas durante la cocción. Otra ventaja es que cuando las verduras se comen crudas hay que masticar más. La sensación de saciedad es más rápida y se tiende a comer menos cantidad. Una ventaja cuando se sigue una dieta ligera.

Cuando las frutas y verduras se comen crudas, se aprovecha al máximo su aporte vitamínico. La nutricionista recuerda que hay que comer también la piel porque en esta se encuentran vitaminas importantes. Por lo tanto, hay que lavarlas muy bien o consumirlas orgánicas.

Más masticación, menos hinchazón abdominal.

Los alimentos crudos, para tragarse bien, requieren masticarse. Esto redunda en una mejor digestión y, en consecuencia, en una menor hinchazón abdominal y menos gases. Además, los vegetales crudos contienen enzimas

que ayudan a mejorar las digestiones, por lo que combaten la dispepsia y la flatulencia.
Más nutrientes

Se estima que al cocinar los alimentos estos pierden en gran parte las propiedades que benefician a tu organismo, es el caso de enzimas naturales e innumerable serie de vitaminas. Los expertos en crudivorismo no descartan la posibilidad de que el alimento vivo en el organismo puede ser más benéfico y puede entregar todas sus propiedades al organismo.
Mejora del equilibrio intestinal, mejores digestiones.

Una alimentación rica en alimentos crudos y con un aporte justo de proteína animal favorece el equilibrio entre las distintas colonias de microorganismos que colonizan el intestino. Este equilibrio es necesario para la correcta absorción de nutrientes y la fabricación de sustancias de gran importancia, como la serotonina, un neurotransmisor cerebral relacionado con el buen estado de ánimo.
Mejora el sueño

Lo que apoyan el crudivorismo afirman que han adquirido mayor energía durante el día para realizar sus obligaciones. Incluso llegan a argumentar que los conservantes adheridos en los alimentos que consumían antes eran los que producían aletargamiento y pesadez. Con más energía durante el día y productividad el sueño no puede ser mejor.
Más energía vital.

El calor al que se someten muchos alimentos durante el cocinado hace que se pierda o se reduzca de forma sustancial su contenido en vitaminas y antioxidantes, y que parte de sus sales minerales queden disueltas en el caldo de cocción. Aunque hay excepciones (como el tomate, cuyo licopeno antioxidante es más activo cuando el tomate se ha cocinado), en general, los alimentos crudos contienen una mayor densidad de nutrientes reguladores. Estos nutrientes están implicados en procesos de obtención de energía, mediante un mayor y mejor aprovechamiento de los nutrientes (hidratos, proteínas, grasas). El resultado es un organismo más nutrido, con más vitalidad y energía.
Bajar de peso

Los adeptos de esta técnica en la que se comen solo alimentos orgánicos, se evitan las carnes y los alimentos preenvasados aseguran que el beneficio no solo es al interior del organismo sino que además los resultados pueden verse a simple vista con la pérdida de peso. Hay que tener presentes que los alimentos de tipo natural aumentan el metabolismo y mejoran la digestión.
Freno al envejecimiento.

El reloj biológico no se para, envejecemos cada segundo, cada minuto que pasa. Pero el envejecimiento se acelera si el organismo no recibe suficientes antioxidantes que compensen la acción oxidante del oxígeno que respiramos y de los radicales libres, producto del metabolismo o de la exposición ambiental (al tabaco, la polución, la exposición al sol…). Los alimentos más antioxidantes son ciertos vegetales crudos. Estudios realizados por el USDA en el Centro de Investigación sobre nutrición humana de la Universidad de Tufts, en Boston, sugieren que consumir las frutas y verduras más antioxidantes ayuda a ralentizar el proceso de envejecimiento en el organismo y en el cerebro, relacionado con el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las degenerativas, como el Parkinson o el Alzheimer.
Alimentos vivos

Con solo utilizar el sentido común descubrirás este beneficio de comer alimentos crudos: mientras una semilla cocinada no crecerá, una semilla cruda sí lo hará. Cocinar los alimentos destruye gran parte de los nutrientes, al tiempo que también disminuye la energía de la vida natural que contienen.
Equilibrio entre sodio y potasio.

Los estudios sobre hábitos alimentarios nacionales e internacionales confirman un consumo excesivo de sodio -casi duplicado- con respecto a las necesidades nutricionales, estimadas en 2,4 gramos diarios. Los vegetales crudos son una excelente fuente natural de potasio, elemento mineral que debe estar en equilibrio con el sodio para contrarrestar los efectos patológicos de este último en el aparato circulatorio.
Más enzimas

Cocinar los alimentos destruye gran parte de las enzimas naturales (tu cuerpo también puede crear enzimas, pero solo un poco) de los alimentos, que se necesitan para descomponer los nutrientes. Comer alimentos crudos elimina este problema.
Estreñimiento.

El malestar mejora si se toman alimentos crudos ricos en fibra, que acelera el movimiento intestinal, capta agua, aumenta el volumen fecal y favorece la evacuación. La fibra también ayuda a controlar mejor la glucemia y el peso corporal, por lo que los alimentos crudos han de estar presentes a diario en los menús de las personas con diabetes y con obesidad.
Mayor claridad mental

Comer alimentos crudos despeja la mente, permitiendo enfocarte en las cosas que son importantes y mejorando tu humor también. También resulta más fácil pensar con claridad y concentrarse durante largos períodos de tiempo.
Alimentos crudos en la mesa: cuatro clásicos que no pueden faltar

Alimentos que por tradición se comen crudos -como hortalizas en la ensalada, frutas frescas, semillas, frutos secos o frutas desecadas- son indispensables de los menús diarios. Son fáciles de servir, su preparación no es laboriosa y apenas requieren aliños o aderezos. Entre ellos, destacan:

Ensaladas. En todas sus versiones, formas, elaboraciones, combinaciones y presentaciones. Pueden estar compuestas por los ingredientes más populares, como la lechuga o la escarola, o mezcladas con hojas más selectas, como la rúcula, la acedera o los canónigos. Combinados con otros vegetales, estimulan los cinco sentidos por sus colores, aromas, variedad de sabores y crujiente textura.

Fruta fresca, en todos los formatos, texturas y formas (al natural, en brochetas, en macedonia…). Una idea original es mezclar trozos de fruta fresca con la mermelada de las tostadas para el desayuno. Es una oportunidad de aprovechar la corta temporada de las bayas rojas (moras, frambuesas y arándanos) para elaborar con ellas deliciosas mermeladas naturales.

Puñado de frutos secos. Las castañas y las avellanas se han identificado como las más ricas en antioxidantes, pero todos los frutos secos reúnen un valioso valor nutricional. Las semillas de calabaza, de lino o de sésamo se pueden añadir a las ensaladas o a las cremas para hacerlas más interesantes.

Mezcla de frutas desecadas. Las uvas y ciruelas, los higos, orejones y dátiles son una potente fuente de energía que concentra los nutrientes valiosos de la fruta fresca, como minerales, fibra y algunas vitaminas. Un puñado de uvas pasas en la ensalada o unos orejones mezclados con los copos del desayuno son dos fórmulas deliciosas para comer más frutas dulces.
Comer crudo: los límites

En la carne, las aves de corral, los huevos crudos, el pescado, puede haber gérmenes y parásitos que, si no se neutralizan con la cocción, pueden causar dolor abdominal, vómitos, diarrea y fiebre, advierte la nutricionista. Los síntomas son desagradables pero no peligrosos, con excepción de las poblaciones de riesgo. Por esta razón, la carne y el pescado crudos no se recomiendan para las mujeres embarazadas, los enfermos, los niños pequeños y los ancianos.

Comiendo sólo alimentos crudos nos privamos de ciertos nutrientes que se asimilan cuando el alimento está cocido. Es el caso del almidón de las patatas, las proteínas de origen animal, el betacaroteno de las espinacas, o los hidratos de carbono de los cereales.

De cualquier forma el debate sigue abierto, lo más recomendable es no tomar el hábito del crudivorismo drásticamente si no se está acostumbrado porque ello podría ocasionar un trauma en el organismo y en consecuencia una pérdida de peso nada ideal. Consulta a tu médico sobre los beneficios del crudivorismo en tu organismo.




http://www.buenasalud.net/2014/08/21/beneficios-de-comer-alimentos-crudos.html#

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