15 de noviembre de 2014

Zygmunt Bauman “La cultura en el mundo de la modernidad líquida”

Se ha terminado el tiempo en que era posible individualizar una elite cultural, cuyo patrimonio era el “arte elevado” y el hábito de contemplar con desprecio “lo común, desde las canciones pop hasta la televisión comercial”. Y también se ha terminado el tiempo en que un gusto refinado o vulgar era indicación también de una clase social determinada. Ésa es la conclusión de la que parte y sobre la que se explaya Zygmunt Bauman en La cultura en el mundo de la modernidad líquida.
                                                   
Zygmunt Bauman analiza el fin de una cultura misional. Foto:Archivo El Litoral


No es que no exista hoy en día una élite cultural, o que “se cree” tal; al contrario, hoy está más viva y activa que nunca, “pero está tan ocupada siguiendo hits y otros eventos culturales célebres que no tiene tiempo para formular cánones de fe o convertir a otros”. Ya no hay entendidos en la materia (“connoisseurs”) sino más bien “omnívoros” que consumen tanto ópera como heavy metal, punk y el mentado “arte elevado”.

La cultura ya no es signo de crecimiento, superación, conocimiento, refinamiento; es decir la cultura como progreso “ha dejado de ser un discurso que habla de mejorar la vida de todos para convertirse en un discurso de supervivencia personal… No pensamos el progreso en el contexto de elevar nuestro estatus, sino en el de evitar el fracaso… El tiempo pasa y el secreto está en seguirle el ritmo. Si no queremos ahogarnos, tenemos que seguir surfeando: es decir, seguir cambiando, con la mayor frecuencia posible, el guardarropa, los muebles, el empapelado, la apariencia y los hábitos; en resumen, nosotros”.

El consumismo, pues, hace que la cultura no se conciba como un medio para satisfacer necesidades sino en crear necesidades nuevas, y a la vez garantizar la permanente insatisfacción de las que ya están afianzadas.

Bauman compara las utopías pasadas con la utopía de la modernidad líquida, esta nueva “utopía de la vida que gira en torno a la persecución de la siempre elusiva moda, [que] no da sentido a la vida, ya sea auténtico o falso. Apenas ayuda a desterrar de nuestra mente el problema del sentido de la vida. Una vez que ha convertido el viaje de la vida en una serie interminable de medidas egotistas, de modo tal que cada episodio experimentado pasa a ser una introducción al próximo de la serie, esta utopía no ofrece una oportunidad de considerar su rumbo, o el sentido de la vida en sí. La oportunidad de hacerlo se presenta recién en los momentos en los que uno se retira o es excluido del estilo de vida de los cazadores, y por regla es demasiado tarde para que la reflexión ejerza influencia en el rumbo de la vida propia y de la de quienes se encuentran alrededor. Es demasiado tarde para objetar el estado ‘realmente existente’ de la vida propia, y más aún para que algún cuestionamiento de su sentido permita obtener resultados prácticos”.

Por un lado, pues, la tan admirada hoy postura de agentes de la cultura como Andy Warhol, que pregonan que “ser bueno para los negocios es el arte más fascinante. Hacer dinero es un arte y trabajar es un arte, y los buenos negocios son el mejor arte”, y por el otro, aserciones como la de Hannah Arendt: “Un objeto es cultural según cuál sea su tiempo de permanencia: el carácter perdurable se opone al aspecto funcional, que lo haría desaparecer del mundo fenoménico a fuerza de uso y desgaste. La cultura se encuentra bajo amenaza cuando todos los objetos del mundo, producidos en el presente o en el pasado, conservan meras funciones de los procesos de la vida social -como si no tuvieran otra razón de ser que la satisfacción de alguna necesidad-, y no importa si las necesidades en cuestión son elevadas o básicas”.

Consumismo y globalización, migración e interacción de poblaciones, nuevos lazos entre identidad y nacionalidad. Bauman apela a un nuevo diálogo que enriquezca la búsqueda de una humanidad común.



http://ssociologos.com/2013/11/19/zygmunt-bauman-la-cultura-en-el-mundo-de-la-modernidad-liquida/

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