LA NOCHE ES MÁS OSCURA JUSTO ANTES DEL AMANECER

Ese momento de extremo sufrimiento, que viene de no saber quiénes somos, fue llamado por muchos maestros espirituales: “Noche oscura del alma”. Se trata de una situación de angustia insoportable que funciona también como una oportunidad enorme, como un portal milagroso hacia la comprensión del ser.

Recién el que siente que “nada ni nadie” llena su vida está preparado para dar el gran salto: entender que la felicidad solo puede venir de adentro.
En términos de maestros tibetanos: “Fuera de ti no hay refugio”. ¿Cómo hacés para optar por la felicidad y ser feliz todo el tiempo? Por
supuesto que habrá momentos más felices y momentos más tranquilos, que deben ser de armonía, que es la felicidad real, la única posible, surge de ser consciente de quién sos: ser consciente de tu divinidad, saber con convicción que tu destino es la plenitud.

Naciste para ser feliz. Todo sufrimiento se debe a la ignorancia de no experimentar la verdad de quiénes somos realmente. Nuestra esencia divina no puede ser explicada, sino sentida. Es una experiencia que la podemos percibir ya mismo entrando en contacto con nuestro interior. En ese espacio de quietud, de silencio presente, está el ser. Eso es lo que somos, solo es cuestión de recordar volver al eje y enfocar la mente en el momento presente. Vivir en el aquí y ahora, nos recuerda que nuestra verdad no es lo que fuimos ni lo que seremos, sino lo que estamos siendo en este mismo instante.

Todo sufrimiento es un desvío, un momento de desconcentración, una mala interpretación del camino.
Agradezcamos los momentos de zozobra porque de esas provocaciones de la vida, nace la búsqueda y exploración interior.
No hace falta tocar fondo para empezar a cambiar. Este es el momento justo para que elijas, de una vez por todas, la felicidad absoluta. Dejá de mirar para afuera y atrevete a dar el primer paso, que es también el más difícil.

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