9 de septiembre de 2013

Creando paz interior

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Los dramas que vivimos, algunos con mayor intensidad y otros más tolerables, proceden de nuestra mente dividida entre lo que creemos y aquello que realmente somos. Todo lo que vemos en el mundo es un fiel reflejo de quienes creemos ser. Nuestras experiencias son el espejo de nuestra profunda programación. Vivimos en la dualidad y nos sentimos víctimas de las personas que nos rodean, nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo o parejas; y tendemos a echarle la culpa al mundo externo por todo lo que nos ocurre. La dualidad es un estado de consciencia donde el drama es parte de nuestras vidas y permanecemos allí atrapados entregando nuestras energías y sufriendo.
No sabemos quiénes somos y nos identificamos con los roles que desempeñamos. Nos sentimos separados y solos. Esta es una ilusión de la dualidad así como los sentimientos de estar a merced del mundo exterior y de nuestras circunstancias. Lamentablemente así es nuestra programación, y para disolver estas creencias sobre nosotros, tenemos que comenzar a vernos como los creadores de nuestra realidad. Esta es la única manera de retomar el poder que hemos cedido a lo externo. Tenemos que asumir nuestra responsabilidad y dejar de vernos como víctimas aceptando que somos creadores, somos una expresión del todo experimentándose a sí mismo y poseemos un inmenso poder del cual no somos ni siquiera conscientes.
Nuestra realidad cambia al asumir responsabilidad, pues nos reconocemos como los creadores que somos de nuestra línea de vida y ya no tenemos excusas ante nosotros mismos ni tenemos a quién culpar por lo que hagamos con ella.
Somos o víctimas y sin poder o responsables y creadores como un fractal de la divinidad.
Aun sabiendo esto teóricamente, en la práctica es muy fácil caer nuevamente en el rol de víctima, donde las personas parece que hacen cosas a propósito para herirnos, y nosotros buscamos los culpables por las cosas que nos suceden.
Para que podamos cambiar nuestra experiencia de vida, tenemos que cambiar nuestras intrincadas creencias que son como nudos firmemente elaborados de conceptos acerca de cómo relacionarnos con el afuera; conceptos que hemos ido fabricando en nuestra mente y proyectándolos desde el comienzo de nuestra existencia.
Como creamos aquello que creemos, esto a su vez ha fortalecido los lazos que consolidan nuestras creencias. Entonces siempre que nos sentimos víctimas,  como creadores, subconscientemente encontraremos a alguien que nos esté lastimando para perpetuar nuestra creencia que es la causa y el efecto son los dramas que vivimos.  Por lo tanto nuestras creencias se muestran tan acertadas y válidas para nosotros que raramente las cuestionamos y andamos reaccionando en automático…
Poseemos muchas creencias similares a estas, yo las he tenido.
Cuando tenga más… podré comprarme .… y me sentiré feliz y realizada/o.
Cuando adelgace o engorde seré querida/o o tomada en cuenta… y me sentiré satisfecha/o.
Cuando xxxxxx  … haga … me sentiré en paz.
No me decido a tomar cierta decisión porque si lo hiciera… (y entonces pienso en un resultado terrible en el que creo).
Estos ejemplos están centrados en nuestra dependencia hacia el mundo externo, esperando que este cambie primero sin tomar responsabilidad por la infelicidad que nos estamos creando.
¿Has notado que es difícil que el espejo te devuelva una sonrisa si tú no le sonríes primero? Sería algo extraño ver como el espejo sonríe primero, ¿no? Así es la realidad, así es el mundo exterior a nosotros que responde directamente a nuestro estado interior, es un reflejo, una ilusión holográfica.
Postergar una decisión que podría ser tomada ya, en este instante, como decidir estar en paz, sentir felicidad, amor, valía,  sentirse merecedor, por una decisión condicionada al mundo externo es absurdo ya que el mundo externo responde y refleja totalmente nuestro estado interno actual y va cambiando en la medida que cambiemos..
Al decidir comenzar a sentirme más acorde con quién realmente soy y a tomar responsabilidad sobre lo que estoy creando, de manera natural se  van soltando los apegos que me atan a la victimización.  Dejo ir mi dependencia hacia la idea de que la salvación me llegará desde el exterior por medio de algo o alguien que repare todos mis errores o arregle mi vida y asumo que el único cambio posible comienza conmigo.
Comienzo a recrear una nueva realidad. Hay incontables realidades y todas ellas existen al mismo tiempo. Esto es lo que se conoce como universos paralelos. En cuál realidad entremos depende únicamente de nosotros.
Entonces cuando cambiamos nuestra percepción sobre nosotros mismos y comenzamos a vernos como creadores,  mágicamente nuestro mundo comienza a tratarnos de otra manera. El mundo comienza a reflejar la nueva forma como nos percibimos; hemos transformado nuestra realidad. Nada tiene que ver con que los demás hayan cambiado con respecto a nosotros, tiene que ver con la nueva manera como nos percibimos y como percibimos todo lo que nos rodea. Abandonamos el rol  de víctima y por ende los conflictos disminuyen, los juicios hacia los demás dejan de tener sentido y comenzamos a descubrir el poder que anteriormente desconocíamos o habíamos olvidado.
¡Ahora el espejo nos sonríe porque nosotros hemos decidido sonreír primero!.
Convéncete de que eres un creador eterno e infinito con un inmenso poder. Comienza a verte como el grandioso director de la orquesta donde la música que suena tú eres quien lleva la batuta. Retoma tu poder desde el amor subiendo tu vibración energética.
A tus temores obsérvalos y diles que ya no los necesitas. Háblales con amor y agradéceles que te hayan acompañado. Honra todos los recuerdos de aquello que no funcionó para ti para que tu energía sea igualada y puedas pasar a algo nuevo sin temor y sin juicios.
No tengas expectativas, no limites aquello que puedes crear. Tu mente física o intelecto no sabe y no fue diseñada para eso, pero hay una parte en ti de la cual no eres consciente que sí sabe que es lo mejor para ti. Déjala que te guie, confía y actúa. Permítete recibir lo inimaginable en vez de limitarte a pedir lo que tus expectativas te podrían dar. Abandona las condiciones y las limitaciones. Ábrete a la abundancia infinita que existe en el universo permitiéndote fluir sin interferir.
Acepta con neutralidad los nuevos desafíos que se te presenten para mantenerte en equilibrio y a cada momento que sientas que lo puedes perder diles mentalmente TE AMO y GRACIAS. Y así tus creencias, sean cuales sean, al recibir estas gratas y apacibles expresiones amorosas, serán transformadas creando un efecto positivo en tu vida.
Abre tu corazón hacia ti mismo más que a nada y si te tomas el tiempo de mirarte a los ojos profundamente a través de un espejo por un tiempo suficientemente largo, es muy probable que sientas compasión y amor por ese ser que realmente eres tú. Te lo mereces porque si no fuera así, no existirías.
Deseo que encuentres la paz que ya está en ti, y que estas fiestas de fin de año te traigan numerosas alegrías. Eres el creador de tu experiencia,  lo único que tienes que hacer es verte de otra manera para retomar tu poder.
Te amo
Jocelyne Ramniceanu

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