Cuando comenzó nuestra experiencia en el universo indiferenciado… no había espacio ni tiempo por separado, ya que no había “, donde” o “cuando”. No existía el concepto de dualidad, sólo la conciencia de “El Uno”
No había separación entre las personas y cosas.
No había ningún sentido de “yo” o “tú”, “mío” o “suyo”.
Sólo había una conciencia expansiva, ilimitada unificando toda la creación. Estábamos en unicidad con la “Mente Universal” Y, sin embargo, en cierto espacio-tiempo nos dimos cuenta de que estábamos dotados también de un alma individual que contenía los rudimentos de una “mente independiente” con una “voz independiente”. Esto nos permitió tener libertad y capacidad para discriminar y elegir entre una cosa u otra, entre
el “sí” o “no”. Y con esa capacidad de elegir, comenzó a dirigir nuestras vidas el “yo”, usando la voluntad para actuar con determinación.
La Biblia nos dice que esta “voz de Dios” (la Mente Universal) nos enseñó a no hacer ciertas cosas en el “Jardín del Edén” (unidad). Y la “Serpiente” (la voz del yo) nos invitó a comer una “manzana” (libre albedrío) Y así obtuvimos el “conocimiento del bien y del mal (“la conciencia de la “dualidad”). Y con esta elección, nuestra excursión en el “jardín” (inocencia) llegó a su fin.
Sin embargo, esto fue sólo el comienzo de nuestra “caída de la gracia”. La brecha se había iniciado, y con el tiempo se convirtió en más grande…una opción desafiante llevó a otra y otra …y cuanto más y más actuábamos en la densidad y la dualidad, tanto más nuestro conocimiento consciente de la “Mente Universal” se estrechaba. Comenzamos a transitar un camino donde las vibraciones y energías se volvieron cada vez más complicadas y materiales, y descendimos a los reinos inferiores. Cuanto más nos alejamos del centro de la “Mente Universal” y su “pequeña voz”, fue más fuerte la voz del ego.
Esta “mente del ego”, con la que lidiamos día a día…sin decidirnos a suavizar…abrazándola… determina, decide y juzga.
Ahora más que nunca tenemos que volvernos a la pequeña pero poderosa voz del alma.
La mente del ego tiene la capacidad de etiquetar o identificar las cosas dentro de conceptos. Esto es bueno en el sentido de que al ser capaces de discriminar entre una cosa y otra, hemos desarrollado un lenguaje que nos ha permitido comunicarnos mentalmente con otras personas….y muchas otras habilidades por las cuales tenemos que agradecerle infinitamente. La desventaja es que la mente del ego también comienza a vincularse e identificarse con las acciones, cosas, personas e ideas. Por lo tanto, quedamos atrapados (por el apego y la identificación) en nuestras propias creaciones… como por ejemplo: Éste coche es mío, ésta es mi esposa, soy tu hijo, soy blanco, soy negro, soy cristiano, soy demócrata, y así sucesivamente ….
La mente del ego también juzga las diferencias entre las acciones, cosas, personas e ideas, y con el tiempo etiqueta como “buenos” a unos, y “malos” a los otros. Estos comportamientos aprendidos de sistemas de creencias impresas en nuestra mente (como los programas en un ordenador), grabados en nuestra memoria celular y energética, pasan de una vida tras otra (hasta que los “programas” se borran). Cuando nuestra mente comienza a crear y acumular todos estos programas, el programa original y puro (nuestro propósito divino) infundido en nosotros por la Fuente Creadora, se sobreescribe … y nos involucramos en los programas del ego. Por eso la atención plena es necesaria.
Con el tiempo, nos convertimos en creaciones (y espejos) de nuestro ego. E incluso…actúa tan sutilmente en nuestra psique, que puede hacer que creamos cualquier cosa (aún en los asuntos espirituales) tan bien…que podríamos jurar que son verdaderas.
En éstos tiempos….una gran curación está descendiendo…oleadas de energía que nos ayudarán a borrar los registros del ego para sanarlo y a liberarnos y reconocer el Plan original.
Los viejos paradigmas que han estado trabajando, las viejas tradiciones, ideas, sistemas de creencias que se han acumulado desde nuestra iglesia, escuela, familia, amigos … ya no siempre se corresponden con lo vamos descubriendo…y poco a poco nos liberaremos de las ataduras por tanto tiempo ignoradas…para seguir nuestra verdad interior.
Mas…tenemos que sacar a la Luz todo nuestro Ego, para ser más conscientes…dejar sus juegos, y abrirnos, ayudando a que las energía iluminadoras que están descendiendo cambien nuestro ADN, en el cual ha dejado las huellas de una identidad que ya no nos resuena como real.
En eso estamos…en una etapa trascendental en la cual la Humanidad pasará a tener un ADN Cósmico.
El Amor Incondicional bañará desde el océano Infinito las orillas del Ego…para que se incorpore a LO QUE SOMOS…transformado e iluminado
DESDE ESE ADN DE AMOR EN EL QUE YA COMENZAMOS A MOVERNOS, LES ENVUELVO EN LA LUZ DEL ESPÍRITU!!!
Su Hermana Tahíta-
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