Jacob D. Lanphere, investigador de la Universidad de California en Riverside, con una muestra de óxido de grafeno UC Riverside |
Barcelona. (Redacción).- El grafeno es uno de los nanomateriales más prometedores en campos como la electrónica pero hasta ahora no se han llevado a cabo estudios de gran alcance sobre el riesgo que puede suponer la contaminación ambiental con este tipo de productos.
En una de las primeras investigaciones sobre este tema, científicos de la la facultad de ingeniería de la Universidad de California en Riverside (Estados Unidos) han descubierto que las nanopartículas de grafeno son muy móviles en lagos o arroyos y, por lo tanto, susceptibles de causar impactos ambientales negativos en caso de vertido.
Las nanopartículas de óxido de grafeno son una forma oxidada del grafeno, un material formado por una sola capa de átomos de carbono con unas características muy apreciadas por su resistencia, conductividad y flexibilidad. Los usos del grafeno incluyen desde teléfonos móviles y pantallas de ordenadores a dispositivos biomédicos y los paneles solares.
El uso de grafeno y otros nanomateriales basados en carbono, como los nanotubos de carbono, está creciendo rápidamente. Al mismo tiempo, estudios recientes han sugerido que el óxido de grafeno puede ser tóxico
para los seres humanos.
Dado que la producción de estos nanomateriales está aumentando considerablemente, es importante que los organismos reguladores lleven a cabo estudios para comprender sus posibles impactos ambientales, ha explicado Jacob D. Lanphere, uno de los coautores del estudio publicado esta semana en un número especial de la revista Environmental Engineering Science.
Falta de información sobre los nuevos materiales
"La situación actual es similar a cuando estábamos empezando a usar productos químicos y farmacéuticos", dijo Lanphere. "Simplemente no sabemos mucho acerca de lo que sucede cuando estos nanomateriales artificiales se mezclan con el agua o el terreno. Así que tenemos que ser proactivos y realizar estudios para tener datos que hagan posible la aplicación sostenible de esta tecnología en el futuro."
El artículo publicado esta semana por Environmental Science Engineering ha sido dirigido por el laboratorio del profesor Sharon L. Walker, uno de los pocos de Estados Unidos especializado en el estudio del impacto ambiental de óxido de grafeno. La investigación conocida ahora se centra en la comprensión de la estabilidad de las nanopartículas de óxido de grafeno en aguas superficiales y aguas subterráneas.
En las aguas subterráneas, que normalmente tiene un mayor grado de dureza y una menor concentración de materia orgánica natural, las nanopartículas de óxido de grafeno tendían a ser menos estables y desaparecían del agua.
En las aguas de superficie, donde hay más material orgánico y menos dureza, las nanopartículas se mantuvieron estables y se desplazaban en el agua con más facilidad.
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