En el hoy día clásico libro de Daniel Bell (1973) “El advenimiento de la Sociedad Post-Industrial”, se esbozaban las líneas de transformación de la sociedad industrial-fabril-laboral. La nueva sociedad se enfocaría hacia los servicios, distribución, reparto y el consumo de bienes, siendo más tecnológica, digital e interconectada. Su foco estaría en el capital intelectual como elemento diferenciador del valor agregado de los productos finales.
Este advenimiento generó una transformación en las formas de relacionarse laboralmente. Un cambio que a juicio de Jeremy Rifkin (1995), implicaba el fin del trabajo. Un final, no en los términos añorados por el marxismo clásico: donde los trabajadores estarían liberados de las largas jornadas laborales alienantes y podrían disfrutar de horas de ocio para su esparcimiento intelectual-artístico. Sino sería un fin tras la reducción de la jornada laboral y la tecnificación de los procesos de producción. Ello generaría un cambio en la forma misma de relacionarse el hombre con el hecho productivo, al disolverse el elemento asalariado de la jornada, la continuidad del trabajo y el vínculo a las empresas manufactureras.
En este sentido, Robert Castel (1997), reafirmó el valor y la importancia del trabajo en la sociedad, debido a su influencia y constituyente central del individuo. Castel entiende que el trabajo ha otorgado y otorga sentido a la vida de las personas desde los comienzos del capitalismo liberal moderno. La sociedad basada en el principio productivo organizacional asalariado, garantiza para el trabajador, su familia y a toda la sociedad, las condiciones que le permitirán a cada individuo su independencia económica y una seguridad social extendida.
Aunque Castel refutó la propuesta de Rifkin, reconoció que el trabajo ha perdido la consistencia que le caracterizaba debido a las dinámicas actuales de la economía mundial. Pero en última instancia, el trabajo es y continua siendo, una garantía de pertenencia a un orden particular (el de la producción). La clasificación entre el mundo de la vida y el mundo del trabajo remite necesariamente a ámbitos en los que se realiza la vida humana. El trabajo es una actividad que asegura a los seres humanos, no sólo el acceso a bienes/servicios, sino que produce identidad del yo y organiza socialmente la vida de los individuos.
En tal sentido, Anthony Giddens (1995) al reflexionar sobre la modernidad y el proceso de construcción de identidad del yo habla desde la perspectiva del término umwelt. Este término nos ubica en la vida cotidiana, la cual se convierte en una suerte de “colchón integrador” que permitía a los individuos sentirse miembros de la dinámica social, y al mismo tiempo, tener seguridad ante las vicisitudes del acontecer cotidiano.
Hablar del umwelt es referirse al “mundo fenoménico con el que el individuo está habitualmente en <<contacto>> por lo que respecto a posibles peligros y alarmas”. Ello nos coloca en la posibilidad de reflexionar sobre las consecuencias que padece el actor social ante una brecha o ruptura de este mundo habitual:
¿Acaso el trabajo o la dinámica laboral no constituye un elemento predominante en la conformación y mantenimiento de esta habitualidad? ¿A qué nos enfrentamos como sociedad y como individuos cuando el desempleo es una realidad extendida? ¿Cómo establecer una línea de “seguridad socio-existencial” si tras la crisis financiera mundial de 2010 los niveles de desempleo a nivel mundial han registrado cifras históricas? ¿Qué significa para los más de 5 millones de desempleados en Europa el no contar con un día a día “estable”? ¿Qué implica para sociedades como la española, contar con al menos 53% de parados menores de 25 años?
Una reflexión sociológica sobre la dinámica actual del trabajo/desempleo conlleva a indagar sobre cuál es el sentido social que adquieren ambas dimensiones en la vida social. En esta línea, es válido retomar las palabras de Danilo Martucelli (2013), donde nos invita a pensar que los problemas contemporáneos tienen elementos existenciales: “asistimos a una societalización de temas existenciales y a una existencialización de problemas sociales; o si prefieren, los problemas existenciales se vuelven cuestiones sociales, y muchas cuestiones sociales abren a dificultades existenciales”.
Al esbozar los diversos elementos que debería considerar una Sociología Existencial y los diversos temas a estudiar, Martucelli explica que por ejemplo, “el desempleado –el parado– resiente una variante particular de la experiencia fundadora de los tiempos modernos –la de estar arrojado, sin cobijo–, pero lo hace a través de formas diversas (…) – desde la Sociología – se trata de historizar la comprensión de la prueba existencial a la que la experiencia del paro introduce”.
Analizar el trabajo socialmente, incluye considerar la arista existencial implícita al hecho: cuál es el sentido de protección social que brindan las formas de empleo en las sociedades. Qué papel juegan en la vida del individuo la gama de opciones laborales o profesiones existentes en la sociedad. Cómo es la articulación del sentido de vida social e individual en entornos donde la variable desempleo está presente. Y en definitiva, cuáles son los mecanismos que desarrollan los agregados de empleados y desempleados – parados – para desarrollar sus proyectos de vida ante las variantes o incertidumbres que puede generar el mercado laboral en la sociedad actual.
Artículo del columnista del Blog Ssociólogos Carlos Castro
Bibliografía
BELL, Daniel (1973) El advenimiento de la sociedad post-industrial. Alianza Editorial. España.
CASTEL, Robert (1997). La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado. Buenos Aires, Ed. Paidós.
CASTRO, Carlos (2006). “La vida no tiene sentido”: El vacío existencial en estudiantes de pregrado en la U.C.A.B. Revista del Instituto de Logoterapia de México Nº 15 Primavera. México
GIDDENS, Anthony (1995). Modernidad e Identidad del yo. El yo y la sociedad en la época contemporánea. Ediciones Península. Barcelona.
RIFKIN, Jeremy (1995). El fin del trabajo. Nuevas tecnologías contra puestos de trabajo. El nacimiento de una nueva era. Paidos Ibérica Ediciones. Argentina.
MARTUCELLI, Danilo (2013). Conferencia “Sociología de la Existencia: Reflexiones para un análisis socio-existencial de problemas contemporáneos”. Revista Némesis N° 10. Chile.
Fuente Foto
http://ssociologos.com/2014/05/18/el-trabajo-como-problema-de-analisis-sociologico-existencial/
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