Tras cuatro años de intenso debate, el consejo de ministros de Medio Ambiente y Agricultura acordó que cualquier país de la Unión Europea pueda desmarcarse en la implantación de organismos genéticamente modificados (OGM), pese a que estos cuenten con la autorización de Bruselas. Para lograr el permiso de la Comisión Europea, los Estados deberán alegar razones de impacto ambiental, agrícola, socioeconómico o de gestión del territorio.
"La Comisión Europea está muy determinada en autorizar muchos transgénicos, lo hemos visto en febrero pasado, cuando 19 países votaron
contra el maíz de Pioneer y solo cinco estaban a favor. Sin embargo, la Comisión Europea ha dicho que lo van a autorizar de todas formas", señaló Holland.
El Ejecutivo comunitario espera que, al incrementar el margen de maniobra de los Gobiernos, la aprobación de Bruselas a nuevos cultivos transgénicos se desbloquee.
Por su parte, Greenpeace ha advertido que el texto está lleno de errores legales. Incluso señala que la ley otorgaría a las empresas de biotecnología un papel relevante en el proceso de la prohibición.
Mientras tanto, en la ciudad de Bruselas se ha convocado a una manifestación contra ese tipo de productos.
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