En mi corto tiempo en este planeta, he conocido lo que es una gran tristeza, me he hundido en las profundidades de la inmensa desesperación, he sido arrojado hasta lo más hondo de mi propia soledad creyendo que nunca más volvería a estar bien. He saboreado los extáticos placeres de la meditación, la feroz intimidad del amor, los salvajes dolores de la angustia, la emoción del éxito inesperado, y la desdicha del fracaso repentino. Hubo momentos en que pensé que nunca lo lograría, momentos en que mis sueños se destrozaron a tal grado, que jamás imaginé que la vida pudiera seguir adelante. Y sin embargo, siguió adelante. En ocasiones encontré la humildad en medio de la devastación, y desde las cenizas de los futuros imaginados, vi nacer nuevas y evidentes alegrías... y ninguna experiencia fue en vano.
He llegado a confiar plenamente en la vida, y confié incluso en momentos en que olvidé cómo confiar, confié en que la vida no siempre sale según lo planeado, porque no hay ningún plan, sólo vida. Vi, incluso, que los momentos de gran incertidumbre contienen una inteligencia suprema, y que a veces tenemos que caer para ser capaces de levantarnos con más entereza, con más bondad.
Y, de alguna manera, siempre me he sentido protegido, en una forma que no puedo, ni quiero explicar. Ciertamente podría, en poco tiempo, ser nuevamente aplastado; podría llegar a experimentar desafíos y angustias aparentemente insuperables pero, de alguna manera, siempre estaré protegido. De algún modo, siempre estoy protegido.
- Jeff Foster
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