“Los pueblos del interior se van transformando en verdaderos geriátricos”, dice dirigente rural argentino

La llegada del monocultivo de soja cambió significativamente la fisionomía de los pueblos agricultores de Argentina, para el dirigente Juan Carlos Herrero.

El avance de la soja en Argentina viene cambiando profundamente la fisonomía y costumbre de los pueblos de la pampa húmeda del país. En detrimento de los pequeños y medianos productores, van ganando terreno los pools de siembra, fideicomisos y los grandes productores.

“Todos esos sectores concentran mucho la producción y hacen inviables a los pequeños productores porque no le da la escala”, expresó al respecto Juan Carlos Herrero, Secretario de Coordinación de la Federación Agraria Argentina (FAA). El dirigente citó como ejemplo el caso de los tambos, donde el pequeño productor que alquilaba un pedazo de tierra para alimentar los animales, no pudo competir con el pool de siembra y se tuvo que ir.

“Se ha producido un fenómeno de despoblamiento rural enorme”, señaló Herrero añadiendo con preocupación, “andar por todo el interior de la provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe… ¡Es demoledor! Ver algunas plantitas o una tapera donde antes hubo una casa. Hay casas incluso muy lindas abandonadas. Lo cual muestra que hay gente que tuvo
sus sueños allí, puso mucho esfuerzo, mucho dinero; era su lugar para vivir y se tuvo que ir”.

Se estima que este año Argentina cosechará más de 50 millones de toneladas de soja que en cálculos del dirigente de la FAA, aproximadamente el 70% quedará en manos de 2 mil o 3 mil productores. Esta tendencia, que va en aumento, ha provocado un notable éxodo rural en los últimos años, dado que la producción de soja requiere de poca mano de obra.

“Las personas mayores (que reciben) una jubilación se van a quedar en su pueblito. Y los pueblos del interior se van transformando en verdaderos geriátricos. No hay motivos para que los jóvenes se queden porque no hay trabajo, entonces terminan en los cinturones de pobreza de las grandes ciudades. Porque, además, el trabajador rural sabe trabajar el campo, pero no tiene la capacitación como para trabajar en una ciudad. Entonces naturalmente terminan allí”, señaló Herrero.

El arte de producir para alimentar

El modelo sojero también cambió drásticamente la forma de producir. “Hoy para sembrar soja, cualquiera es agricultor, está la receta: se tira el glifosato, se tira tal producto, se siembra tal otro y listo”, manifestó Herrero y ejemplificó, en cambio, que “la ganadería arraiga, hace que alguien tenga que estar cuidando a sus animales y para ello hay que saber algo. Es una sapiencia, de años”.

Asimismo el productor señaló que hace unos años los campos producían en variedad, lo cual repercutía significativamente en el mercado interno. “En el arte aquel, histórico, el productor era el que garantizaba la mesa de los argentinos. Porque era el que criaba la gallina, producía los huevos, tenía cerdo, tenía oveja y había corderos. Todo este entramado social, y de producciones, hacía que la mesa de los argentinos siempre estuviera cubierta”.

Herrero manifestó finalmente su anhelo de re-encontrar aquel arte “volviendo a la chacra mixta, a una producción más saludable, con gente del campo, porque la vida en el campo hoy por hoy es buena… Falta arreglar naturalmente el tema de los caminos. Pero mejorando estas condiciones, yo creo que es muy posible volver a hablar de la chacra mixta, hablar de producir un poco de todo en la chacra”.

Por Miguel A. Díaz - La Gran Época

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