Mirar al mundo y verlo en ti. Mirarte a ti mismo y ver el mundo.
En la activa contemplación que solo busca verse y ver anida la clave de la dualidad trascendida. Entonces lo propio y lo otro se diluyen, y solo queda el sentimiento de unidad y de conciencia en esa unidad.
Cuando digo “aquello” veo el mundo como algo ajeno a mi, que contemplo desde fuera porque en otro lugar estoy para contemplarlo. Y digo “te veo”. Pero cuando me veo en él y en mi lo siento el “aquello” desaparece, porque no estoy fuera de ello ya que ello soy. Y ello es en mi. Y entonces digo “me veo”.
Lo de dentro y lo de fuera no
es mas que el juego de espejos que este sueño, de dormidos que se creen
despiertos, recrea como una forma de contemplar la realidad y vivirla.
Porque existimos en un punto de conjunción entre la realidad de lo
creado y la necesidad de lo creado de auto-observarse para tomar
conciencia de sí. Y de esa manera regresar a sí mismo: el punto de
partida del que nunca salió, aunque partiera.
Trascender las fronteras del sueño
dual, y por lo tanto de la realidad fraccionada, es recomponer la
realidad que vivimos y aproximarnos a la idea de la parte que contiene
altodo y del todo que contiene a la parte. Y eso solo puede ser así porque no hay partes en el todo, solo reina la unidad.
La parte se recrea en cada singularidad
y en cada singularidad se define como una porción aparentemente
independiente que, a la vez, contiene a la totalidad, ciertamente integrante. Así que cuando miras te miras.
La parte existe porque cree existir en un sueño que se sueña a sí mismo, y cree estar despierta. Y se dice a sí misma: “estoy dormida”, “sueño mi vida”, “camino al despertar”.
O sencillamente, se siente absolutamente real y no se cuestiona nada de
esto. Pero más allá de las palabras todo camino está hecho, toda senda
ya fue caminada, todo movimiento se hace sin moverse y toda vida se hace
viviéndonos.
Dentro y fuera es lo mismo. Lo pequeño y lo grande son lo mismo. La parte y el todo son
lo mismo. Y cada fracción es un sueño de soledad y separación que se
disipará con la máxima expresión de la unidad: el Amor. Que es, ni más
ni menos, lo que somos. Pura expresión de Amor.
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