Imagina la habitación en una casa, una habitación perfecta. Todo lo que contiene - sillas, mesas, gente amando, peleando, bailando, descansando, haciendo ruido, guardando silencio, luz, oscuridad - todo en constante cambio, en constante movimiento, siempre evolucionando. La habitación, en sí misma, es la presencia constante en donde todo este torbellino se lleva a cabo. La habitación jamás se mueve o cambia, sin importar lo intenso que se vuelva todo su contenido.
Sí, la resistencia puede aparecer como parte del contenido de la habitación, así como la frustración, el miedo, la ira, la impotencia, la desesperación, etc., etc. Pero la habitación, como el espacio para todo esto, no puede resistirse, y tampoco puede 'llevar a cabo' ninguna aceptación - tan sólo puede 'acoger' u 'ofrecer el espacio para' cualquier cosa que aparezca, incondicionalmente, incluso si lo que aparece es resistencia o falta de aceptación. Este acoger, este abrazo no es ningún logro, ni una meta, ni tampoco un estado especial, sino la forma en cómo esta habitación está construida. La habitación es PURA ACEPTACIÓN, sin opuesto. Esa es su naturaleza.
Tú eres como esta perfecta habitación. Siempre abierto, siempre despierto,
siempre ya abrazando tus cambiantes contenidos, tus pensamientos, tus sentimientos, tus estados de consciencia transitorios, tus sueños, tus visiones. No puedes 'alcanzar' tu naturaleza de habitación (iluminación), porque no puedes separarte tú mismo de ti mismo y buscarte a ti mismo. La iluminación ya es tu verdadera naturaleza. La ola no puede 'alcanzar' al océano.
Lo que realmente eres, no tiene la necesidad de llevar a cabo ninguna aceptación, no hay ninguna resistencia a la cual resistirse, y ciertamente tampoco hay ninguna no-aceptación que deba destruirse. Sólo hay este constante abrazo de tus siempre cambiantes contenidos - tus pensamientos, sentimientos, sensaciones, recuerdos, sueños, imaginaciones. Tú eres la calma en medio de la tormenta, el espacio para todo lo que incluye la vida, el espacio para tus amados y transitorios contenidos.
Para lo que realmente eres, la resistencia no es ningún enemigo, sino una imposibilidad. El Espacio que eres, el Útero que eres, el YO SOY - ilimitado, inmenso, sin fronteras, sin muros, sin techo o suelo - amorosamente admite la resistencia y jamás se ve definido, limitado o afectado por ésta, así como una ola jamás podría limitar o definir la inmensidad del océano.
En la Habitación que eres, incluso la resistencia tiene un hogar, un sitio seguro para llegar a descansar.
Entiende esto y toda esta búsqueda espiritual se caerá en pedazos al suelo.
Jeff Foster
(Imagen: Solo Cozumeleños)
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