4 de diciembre de 2015

El observador silencioso del presente


Cuando tu conciencia se dirige hacia fuera surgen la mente y el mundo. Cuando se dirige hacia dentro alcanza su propia Fuente y regresa a casa, a lo No-Manifestado. Más allá de las formas de vida existe la Vida Una, eterna y omnipresente. Yo suelo llamarla Ser: es tu esencia misma, puedes acceder a ella inmediatamente como el sentimiento de tu propia presencia. Por eso solo hay un pequeño paso entre la palabra Ser y la experiencia del Ser. No trates de entenderlo. Solo puedes conocerlo dejando la mente en silencio, cuando estás presente, cuando tu atención está plena e intensamente en el ahora.

La libertad comienza cuando te das cuenta de que no eres el “pensador”. En el momento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de conciencia superior. Entonces te das cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento solo es una pequeña parte de esa inteligencia. También te das cuenta de que todas las cosas verdaderamente importantes –la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interna– surgen de más allá de la mente. Empiezas a despertar.

La única verdadera liberación es que puedes liberarte de tu mente. Empieza por escuchar la voz que habla dentro de tu cabeza. No juzgues ni condenes lo que

oigas. Pronto te darás cuenta de que la voz está allí y yo estoy aquí, observándola. Esta sensación de tu propia presencia, no es un pensamiento, surge de más allá de la mente. A medida de que profundizas en este reino de la No-Mente vas alcanzando el estado de conciencia pura, te lleva más allá de lo que pensabas era “tu identidad”.

Aprende a no identificarte con tu mente, que no es únicamente el pensamiento, incluye también las emociones y las pautas de reacción inconscientes. En cuanto eres capaz de observarlos, ya no estás atrapado por ellos. Contempla el pensamiento, siente la emoción, observa la reacción. No las conviertas en un problema personal. Entonces sentirás la presencia misma, serena y observante, que está detrás de tus contenidos mentales: el observador silencioso.

La presencia es la llave de la libertad, de modo que solo puedes ser libre ahora. Emplea tus sentidos plenamente y centra tu atención en el ahora; no te preocupes por el fruto de tus acciones, mantente atento a la acción misma, el fruto ya vendrá cuando corresponda. En cuanto tu atención se centra en el ahora, sientes presencia, quietud y paz.

La intranquilidad, el descontento y la tensión surgen como consecuencia de juicios innecesarios, resistencias a lo que es y la negación del ahora. Lo inconsciente se disuelve cuando lo iluminas con la luz de la conciencia; dondequiera que estés mantente plenamente presente. Haz morir el pasado cada momento, no lo necesitas.

Es bastante común que la gente se pase toda la vida esperando para empezar a vivir. La espera es un estado mental. Significa básicamente que quieres el futuro y no quieres el presente. Cuando esperas estás creando un conflicto inconsciente entre tu aquí y ahora y el futuro proyectado. Esto reduce mucho tu calidad de vida, obligándote a perder el presente. Simplemente, sé y disfruta siendo. Si estás presente no tienes ninguna necesidad de esperar. Pero, ten cuidado, el falso yo infeliz, basado en la identificación con la mente, vive en el tiempo. Él sabe perfectamente que el momento presente supone su muerte, y se siente amenazado. Hará todo lo que pueda para sacarte del ahora, intentará mantenerte atrapado en el tiempo.

El poder del ahora no es más que el poder de tu presencia, tu conciencia liberada de las formas de pensamiento. Mantenerte presente significa habitar tu cuerpo plenamente, sentir el cuerpo por dentro, y así llegar a saber qué eres más allá de la forma externa, sentir el Ser como un campo energético invisible que da vida a lo que percibimos como nuestro cuerpo físico. Cuando sientas claramente el cuerpo interno como un campo unificado, te quedará una sensación de presencia o de “Ser” y sentirás que el cuerpo interno no tiene límites. Tener acceso al reino de lo informe es muy liberador. Te libera del vínculo con la forma y la identificación con ella. Lo llamamos lo No-Manifestado, la Fuente invisible de todas las cosas, el Ser dentro de todos los seres. Es un reino de profunda quietud y paz, pero también de alegría y de intensa vitalidad. Éste es el estado de conexión que llamamos iluminación.

El resentimiento, el odio, la autocompasión, la culpabilidad, la ira, la depresión, los celos, e incluso la menor irritación… todos ellos son formas del dolor. El dolor emocional, que también es la principal causa del dolor físico y de las enfermedades, es inevitable mientras sigas identificándote con tu mente. Mientras no seas capaz de acceder al poder del ahora, cada dolor emocional que experimentas dejará tras de sí un residuo de sufrimiento que vive en ti, es un campo de energía negativa que ocupa tu cuerpo y tu mente. Es energía que se ha quedado atrapada, energía que no fluye. Desidentificarte del cuerpo-dolor es llevar la presencia al dolor, y así transmutarlo. Es poder ser el observador silencioso de tus pensamientos y de tu conducta, especialmente de los patrones negativos de tu mente y de los roles que representa tu ego.

El amor es un estado de Ser. Tu amor no está fuera, está en lo profundo de ti. Nunca puedes perderlo, nunca puede dejarte. No depende de otro cuerpo, de otra forma externa.

En la quietud de tu presencia puedes sentir tu propia realidad informe e intemporal. Es la vida no manifestada que anima tu forma física. Entonces puedes sentir la misma vida en lo profundo de los demás seres humanos y de las demás criaturas; miras más allá del velo de la forma y la sensación. Esto es alcanzar la Unidad. Esto es Amor.


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