Sólo la mitad de la Tierra que no enfrenta la luz del sol experimenta la oscuridad. De forma similar sólo cuando la mente se dirige hacia los objetos alejándose de su fuente de Conciencia pura experimenta la infelicidad.
Cuando la mente se aleja de su fuente sentimos la falta de felicidad y por lo tanto debemos buscarla. De hecho, como el sol, la felicidad está siempre presente brillando con la misma intensidad.
Asi como no existen niveles de luz para el sol, no existen niveles de felicidad para el Ser o Conciencia pura. Sólo existen niveles de luz para la Tierra y dependen de la ubicación que tenga en relación al sol. Del mismo modo, sólo existen niveles de felicidad para el ego o ser mental y dependen de la distancia que hay de su fuente.
Cuando la Tierra enfrenta la luna, experimenta la reducida luz que ésta refleja del sol. Del mismo modo si la mente se dirige hacia los objetos experimenta la felicidad temporaria y parcial que se deriva de ellos.
Sin embargo, así como el brillo de la luna proviene únicamente del sol, los distintos niveles de felicidad que parecen ofrecernos los objetos, los estados y las relaciones provienen únicamente de la absoluta felicidad de la Conciencia pura filtrada por los límites de la mente.
Confundir objetos, estados y relaciones con la fuente de la felicidad es como confundir la luz de la luna con la fuente de su brillo. Los objetos, estados y relaciones brillan con el reflejo de la luz de la Conciencia pura pero no son su fuente.
Para experimentar la felicidad, la mente únicamente necesita volverse hacia su fuente.
Rupert Spira
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