Los estados de tristeza, depresión, ansiedad, hundimiento, sensación de ahogo y de vacío, pesadumbre y pesadez vital, enfado, ira, sentirse obligado a hacer algo… son, todos, indicativos de que estás llevando este pacto a rajatabla. Es lo que en la tradición religiosa se denomina, simbólicamente, un “pacto con el diablo”. Ni más ni menos.
Si te preguntas, como yo, ‘para qué’ aquí tienes la respuesta: para que, a través de la experiencia de la vida que estás viviendo, compruebes que NO ERES EGO y renuncies desde tu libertad de decisión a ese pacto. Y, desde luego, también para que, llevándote a ti mismo a una situación ‘egoica’ extrema, puedas crecer y evolucionar.
Sólo se ama la libertad cuando se conoce el cautiverio. Sólo de este modo se
puede desear ser libre. Y, tal vez, así es como tú y yo hemos decidido aprender esto.
Si te embarcas, navegaremos juntos hacia las clausulas de este “pacto con el diablo”. Para que, quizá, tomes la decisión de virar a favor de la anulación de un ‘juramento’.
Levamos anclas. Partimos ya.
El Ego es lo opuesto a la paz. Es frenesí. Te pide (te exige) hacer y hacer sin descanso. Conseguir y conseguir. Mantener y mantener. Curiosamente, cuanto más caso le haces menos tienes, más miedo tienes (también) a perderlo todo, más te cuesta mantener ‘tu reino de este mundo’.
Dice así Un Curso de Milagros:
"No te das cuenta de cuánto caso les haces a tus dioses y de cuán alerta te mantienes a su favor. No obstante, ellos existen únicamente porque tú los honras. Honra sólo lo que es digno de ser honrado y tendrás paz"
Así de sencillo (o de complejo, según como lo queramos ver). No puedes servir a dos ‘amos’. Es imposible servir al sistema del Ego y al sistema de Dios. En cada decisión que tomamos en tu vida o bien nos convertimos en rehenes del Ego o bien en anfitriones de Dios, de la Vida, del Universo… elige tú el nombre. Somos un poco más esclavos… o un poco más libres. Como asegura Enric Corbera, “cada instante de tu vida determina el instante siguiente”.
Hay una pregunta que tal vez toque hacerse en este momento: ¿Tienes (tenemos) influencia, éxito, poder, carisma, vida social, ligues, confort… o todo eso te tiene a ti (nos tiene)? Otro indicativo muy claro del ‘pacto del Ego’ es éste: la CULPA. No responsabilidad: CULPA.
Su forma, la del Ego, para ofrecerte un antídoto a esa culpabilidad que te ahoga es el llamado ‘libertinaje’: puedes hacer lo que quieras, divertirte tanto como quieras, hasta el extremo… conseguirás algo: más culpa. Tú y yo conocemos de sobra esa sensación de vacío y dolor que llega después del ‘éxtasis’.
EL MIEDO AL PRESENTE
Junto a la culpa, el miedo al momento presente y la huida de él son las dos clausulas principales de este ‘juramento’. El Ego tiene verdadero terror al presente porque cuando tú y yo tomamos conciencia del Ahora (y podemos hacerlo simplemente en una meditación, respirando unos instantes y conectando con nuestro Ser) le ves. Ves lo pequeño que es ‘don Ego’: un niño caprichoso, maleducado, que reclama tu atención desde una continua cháchara de pensamiento en la que nunca has puesto orden porque te has creído que es esa cháchara la que ‘ordena’.
Dice Eckhart Tolle:
"Cuanto más fuerte es el Ego, más se apodera el tiempo de tu vida. Entonces, casi todos los pensamientos que piensas se refieren al pasado o al futuro y tu sentido del ‘Yo’ depende del pasado para tu identidad y del futuro para tu realización.
El miedo, la ansiedad, la impaciencia, el remordimiento, la culpa, la ira… son las disfunciones del estado de conciencia ligado al tiempo"
Y un “estado de conciencia ligado al tiempo” te dirá que no tienes tiempo. Que no vas a conseguir tu propósito. Que no tendrás dinero. Que te quedas sin pareja. Que vas con el reloj en tu contra. Que te des prisa… y que toda acción puede justificarse en función de esa premura.
¿No es esto esclavitud? ¿Creemos (crees) que el tiempo existe?
La fidelidad a este “pacto con el diablo” consiste en eso: en darle entidad, en darle vida… y en hacerle caso. Y así es como establece la ‘letra pequeña’ el ‘juramento’; así establece como tú yo ‘debemos’ comportarnos:
TRES COSAS QUE DEBES HACER, SEGÚN EL EGO
1.- EL PRESENTE ES UN MEDIO PARA LOGRAR UN FIN
Eckhart Tolle apunta cómo esta orden del Ego indica lo siguiente: “El momento presente es, en el mejor de los casos, solamente útil como medio para conseguir un fin. Te lleva a algún momento futuro que se considera más importante, a pesar de que el futuro nunca llega excepto como momento presente y, por lo tanto, no es más que un PENSAMIENTO EN TU CABEZA. En otras palabras: nunca estás del todo aquí porque SIEMPRE ESTÁS OCUPADO intentando llegar a otra parte”
¿Libre o esclavo? Vamos con el punto 2
2.- EL PRESENTE ES UN OBSTÁCULO
Del 1 se pasa al 2. Cuando no haces (hacemos) más que pensar y pensar y pensar y pensar en lo que vas/vamos a ‘lograr’, el Ego te ‘engancha’ a esto: “El momento presente se considera un obstáculo que hay que superar. Aquí (asegura Tolle) es donde surgen la impaciencia, la frustración y la tensión. La vida, que es AHORA, se ve como un ‘problema’ y acabas viviendo en un mundo de problemas que hay que resolver para poder ser feliz, realizarte o, a decir verdad, empezar a vivir… o eso te crees tú. El problema es que por cada problema que resuelves surge otro“.
¿Libre o esclavo? Llegamos al 3
3.- TU PRESENTE ES TU ENEMIGO
¿No estás consiguiendo ‘algo’ ya aunque te había dado un tiempo para lograrlo? ¿Todavía estás ahí? Eres un inútil para ti y todo tu clan, para ti y tu familia, para ti y tu propósito… En estos términos nos habla el Ego y en estos términos le escuchamos muertos de ansiedad y de culpa cuando caminamos por la clausula 3 de nuestro contrato de vida que, según Tolle, es más o menos esto:
Cuando odias lo que estás haciendo, te quejas de lo que te rodea, maldices lo que está ocurriendo o ha ocurrido o cuando tu diálogo interior consiste en “debería” y “no debería”, en culpar y acusar, entonces estás discutiendo con lo que ES. Estás haciendo de la Vida un enemigo. Y la Vida dice: “Si lo que quieres es guerra, tendrás guerra”
La ‘pelota’ del dolor y el desenfreno en tu día a día puede hacerse inmensa. A más culpa más antídotos. A más antídotos, más culpa.
Y a más culpa y más antídotos, más enfermedad. Tu cuerpo, tu biología, que es la que siempre te alerta y habla cuando tú sigues ‘dormido’, te lo muestra, nos lo muestra siempre. La pregunta es: ¿Cómo te encuentras? ¿Necesitas pastillas, medicinas, drogas del tipo que sea… para vivir? ¿Estás siendo extremadamente fiel a tu contrato con el Ego?
Cuando llegamos a esta conclusión, y tal vez agotados de dolor, podemos decidir cambiar.Romper el pacto. Reconocer que no somos Ego, que esto no nos hace felices. O tal vez, como indica Tolle, deseemos seguir un poco más en guerra. “Un poco más aún”.
Si tu libertad opta ya por la paz con la que abrimos ruta desde Un Curso de Milagros, verás qué sencillo puede resultar romper tu “pacto con el diablo”. Poner al Ego en su sitio. Mandarle callar. Verás.
CÓMO ROMPER EL PACTO
Junto a las clausulas que lo reafirman, las que lo rompen. Son éstas:
1.- Tú no te creaste a ti mismo. Luego tuyo no es el poder de “hacer algo” (y con creces lo has comprobado). O anfitrión de Dios… o rehén del Ego. Tú y yo, en definitiva, no somos ‘dioses’.
2.- No puedes solucionar ningún problema desde el problema. Nada puede tener solución desde el Ego. Es imposible crecer y conseguir en un estado ataque/huida: el estado del Ego. ¿Qué se puede crear desde el miedo si no es más miedo?
3.- El Ego te dice que no sientas las emociones. Empieza a sentirlas y atraviesa ese (de nuevo) miedo. Siente el miedo, siente rabia, siente ira, siente dolor, siente alegría. Siente. Tú eres eso. Comprueba que el inicio de la paz está detrás de lo que te da tanto… miedo. Y que éste puede convertirse en motor de tu cambio.
4.- El PERDÓN. Es lo más importante. Negarte el perdón (negarnos el perdón) y el negar el perdón a alguien te esclaviza, nos esclaviza. Perdonar es sentir y, además, saber que no hay ofensa alguna. No existe. No creas en ellas. Nadie te ofendió nunca ni te ofenderá jamás.
**Puedes realizar este ejercicio práctico si lo deseas: Tienes ante ti una situación difícil o persona (un problema, alguien que te hiere o ha herido…). Analiza, en primer lugar, los JUICIOS que haces sobre ella, qué estás viendo en esa persona o situación (un engaño o una traición, por ejemplo). Después, perdona esos juicios porque lo que ahí estás viendo eres tú (la realidad es sólo un espejo de ti mismo, ¿en qué te has traicionado tú?, ¿cómo te engañas a ti mismo?). En tercer lugar, responde a esta pregunta: ¿Qué querría ver en esa situación o en esa persona? ¿No querrías ver paz, no querrías ver que esa persona es alguien idéntico a ti y que sólo tiene el mismo miedo que tienes tú? ¿No querrías ver a tu maestro y no a tu enemigo?
Volvemos a Un Curso de Milagros. Es el final de esta travesía:
"No eres libre de renunciar a la libertad, sólo de negarla. Tus dioses no son los causantes del caos; tú les adjudicas el caos y luego lo aceptas de ellos. Nada de esto ha tenido lugar jamás"
Nada de lo que ves significa nada. El todo está en ti.
Feliz regreso a casa. En el viaje nos vemos, compañer@ de camino.
http://www.121sb.com/tu-pacto-con-el-ego/
Excelente escrito, gracias por compartir y por la información
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