Cuando te implicas como un personaje de la representación sin conocer tu verdadera naturaleza, adoptas el papel con toda seriedad, lo que, aparentemente, da lugar a que surjan todos los dramas de la vida. Cuando se representa un papel en el que se produce el reconocimiento de tu verdadera naturaleza, se percibe la representación teatral como tal.
Cuando tu auténtica naturaleza resulta evidente, el personaje no desaparece en un abrir y cerrar de ojos, y tampoco se pone una túnica naranja y acoge discípulos ni enseña verdades “espirituales”, aunque todo eso también es posible dependiendo del papel que el personaje tenga que desempeñar en la
representación. Es probable que el personaje mantenga la apariencia que tenía antes del reconocimiento y que siga llevando lo que en la obra teatral se considera una vida corriente. Ni siquiera es necesario que el personaje le cuente a nadie lo que ya resulta evidente.
Esta obra teatral no tiene otro propósito ni otro objetivo que no sea el de aparecer en este momento. Es tu pasatiempo cósmico. Tú eres tu película. No tiene existencia propia sin ti.
Nathan Gill
http://claridadnathangill.blogspot.com.ar/2010/10/el-espectaculo-de-la-vida-1.html
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