3 de diciembre de 2013

Imagina el poder de la mente: la plasticidad cerebral.

“Cuando simplemente te imaginas haciendo algo, se activan las mismas regiones cerebrales que cuando realmente haces lo que habías imaginado. Lo que significa que la práctica mental puede ser eficaz. Si nos imaginamos corriendo, por ejemplo, puede influir en nuestra velocidad o la fuerza de nuestros músculos.” Sarah-Jane Blakemore, neurocientífica


Fernando Bouffard perdió la vista por un infarto cerebral. Ceguera irreversible, le diagnosticaron.
Hoy, lee el periódico.

Pacientes que han sufrido un ictus o un traumatismo craneal, que les han causado una lesión en el cerebro pueden muchas veces recuperar esas funciones, aunque sea parcialmente. Y casi nunca es porque se cure la lesión, lo que ocurre es que el cerebro se reorganiza para seguir prestando sus funciones. Esta capacidad se llama plasticidad cerebral. Es una característica espontánea del cerebro.

“Las funciones cerebrales se generan a partir de redes de

neuronas –explica Pascual Leone, neurólogo–. Es un cableado que se renueva y además se generan nuevas conexiones. Ante una lesión, el cerebro cambia. Es como si al ir de un punto a otro de la ciudad, un atasco invalida la ruta principal; el GPS busca una alternativa para llegar al destino. El cerebro hace igual: ante una lesión que invalida sus conexiones habituales, define otras. Pero siempre ha de caber una mínima posibilidad de conexión, igual que el coche no puede atravesar edificios. Y la ruta alternativa será más lenta o dificultosa”.
“Me decían: ‘Piensa en colores: un campo de fútbol verde, el mar azul’… Yo pensaba que era como una lotería, pero lo hacía. Me decían que hiciera mentalmente, paso a paso, una intervención quirúrgica como las que practicaba cuando veía”, señala Bouffard.

“Imaginar –explica Pascual Leone– activa los mismos circuitos cerebrales que cuando se hace lo que se imagina. Es un modo de rehabilitación, de reforzar las conexiones neuronales”.

A veces, el cerebro se satura al no poder completar sus circuitos habituales (el cerebro tiene unos 10 billones de neuronas, y cada una es capaz de una media de 10.000 conexiones).Una manera de tratarlo es la terapia de ilusión visual, del espejo. Se usa un espejo para engañar al cerebro, hacerle creer que, por ejemplo, se mueven unas piernas paralizadas o un brazo invalidado. En realidad, lo que el cerebro ve es la proyección de unas piernas sanas o el reflejo del brazo sano moviéndose, pero así no se sobrecarga mientras reeduca sus circuitos.

“Lo que hemos visto en los últimos diez años –apunta Masdeu– es que las funciones cerebrales tienen una gran plasticidad, de modo que áreas cerebrales no dedicadas a una función, incluso alejadas, pueden activarse para que además de su trabajo, desempeñan esa función de la región lesionada. La plasticidad existe siempre, también en el cerebro sano.”


Sarah-Jane Blakemore, neurocientífica, añade:
“El desarrollo, los cambios y la velocidad en el número de conexiones celulares…todo va cambiando de forma natural durante décadas, o más incluso; y además, existe otro tipo de plasticidad que surge cada vez que aprendemos algo nuevo: cada vez que aprendemos una palabra nueva o un nuevo rostro, algo cambia en nuestro cerebro, la fuerza de las conexiones entre las células cambia… Y sabemos que podría seguir así para siempre… durante toda la vida.”

“Uno de los primeros experimentos fue un estudio hecho en Londres sobre los taxistas londinenses. Allí, para llevar un taxi tienes que saberte no sé cuántos miles de rutas, creo que son unas veinticinco mil rutas... Tienes que aprendértelas todas de memoria. Así que se trata de personas con una memoria espacial prodigiosa. Ella los estudió y se fijó en la estructura y funciones de sus cerebros. Y lo que descubrió fue que, comparado con otros conductores, el hipocampo, que es una parte del cerebro que se encarga de la memoria y del aprendizaje espacial, era mayor en los taxistas comparado con otros conductores (...) Pero la cuestión es saber si esto tiene un impacto para cualquier otra habilidad, para todas las habilidades en general.”
Sea como fuere, la inteligencia, el desarrollo cerebral necesita del contacto con otros cerebros:

“Parte de mi trabajo se centra en el cerebro social, es decir, la complicada red que conecta las regiones cerebrales que se utilizan para que podamos interactuar con otras personas y entenderlas. Parece que las interacciones sociales están ahí desde el principio, desde el nacimiento, y son sumamente importantes para el aprendizaje y el desarrollo. Hay estudios en Estados Unidos que demuestran que los bebés aprenden mejor si lo hacen de una persona de carne y hueso que de una pantalla de televisión o de la grabación de una voz en una cinta.”

Imaginar, reeducar la mente, entrenarla… Todo esto que parece novedoso, los maestros budistas lo saben bien, pertenece a la sabiduría que mantienen desde hace siglos… Sogyal Rimpoché, maestro tibetano escribe en su libro “Destellos de sabiduría”:

“Los maestros de meditación budistas saben cuan flexible y maleable es la mente. Todo es posible si la entrenamos. De hecho, ya estamos perfectamente entrenados para tener celos, para aferrarnos, para estar angustiados y tristes, desesperados y anhelantes, entrenados para reaccionar coléricamente contra aquello que nos provoca. En realidad estamos entrenados en tal medida que estas emociones negativas surgen espontáneamente, sin que intentemos siquiera generarlas.

Así pues, todo depende de la fuerza del hábito y del entrenamiento. Si consagramos la mente a la confusión, sabemos muy bien que se convertirá en una sombría maestra de confusión, experta en adicciones, sutil y perversamente elástica en sus esclavitudes. Consagrémosla a la tarea de liberarse ella misma del engaño y descubriremos que con tiempo, paciencia, disciplina y un entrenamiento adecuado, nuestra mente empezará a deshacer sus propios nudos.
Lleva la mente a casa, vuelve la mente hacia el interior y derrámala
como granos en una superficie plana:
cada pensamiento y emoción es un grano
que se asienta por su propia cuenta.”

Fuentes:
http://magazinedigital.com/reportajes/ciencia/reportaje/cnt_id/6298/pageID/1

http://www.youtube.com/watch?v=kW2IXZalqjY

“Destellos de sabiduría” Sogyal Rimpoché


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