Amarse uno mismo no es más que ser coherente con los valores internos de cada uno, dejarlos fluir y concederse el derecho a equivocarse, para aprender. No hay más y a esto hemos venido a esta vida, para aprender. Y luego, compartir todo eso con y por amor!
Claro está que tenemos toda nuestra vida para lograrlo! No hay prisa, aunque nadie sabe el tiempo que permanecerá en esta vida. Y eso solo es posible aceptando la realidad, que no es más que una serie de oportunidades que nos ofrece la vida para alcanzar esta meta. Mientras no aceptemos la realidad, poco o nada haremos en ese camino, tan solo sobreviviremos en un mundo de ilusiones ficticias, que no hacen más que desvirtuar la realidad de la vida! Y sin realidad aceptada no hay ni puede haber amor…
Amor es aceptar la realidad y confiar en la vida! Porque, si no juzgamos lo que ella nos aporta, viviremos las distintas experiencias como oportunidades para aceptar y conocer
nuestra realidad, aunque a veces para ello debamos sufrir. El sufrimiento al fin y al cabo nos ayuda a despertar de la ficción! El amor y el dolor -y como consecuencia el sufrimiento que nos provoca- son emociones esenciales y consustanciales del ser humano y, por tanto, de su vida.
Pero también es un don humano la libertad, que no es más que la capacidad de decidir qué efecto provoca cada circunstancia -gratificante o adversa- en nuestra vida. Pero, para ser libres, uno debe deshacerse de los condicionantes internos (lo aprendido de los demás, lo ya vivido con sus secuelas y las expectativas no basadas en la realidad) y externos (lo que sucede alrededor nuestro y que nos hace solo espectadores o víctimas propiciatorias de ello) y, siendo conscientes y protagonistas del aquí y ahora, viviendo y construyendo cada día nuestra propia vida plena con valentía, paso a paso, decisión a decisión… y compartiéndola con firmeza sin miedo, amor y voluntad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario