© REUTERS Danish Siddiqui |
Según una opinión extendida, la superpoblación causa pobreza y hambre. Sin embargo, hay sociólogos que no apoyan esta tesis, argumentando que el mundo está repleto de recursos, pero que algunos países no quieren compartir su riqueza.
Según sus cálculos el mundo carecería de suficientes recursos alimenticios para 1980. Malthus creía también que ciertas enfermedades no debían ser curadas para poder controlar la población. "Se equivocan los que piensan que están haciendo un servicio a la humanidad proyectando esquemas de extirpación total de ciertas enfermedades", argumentaba el clérigo.
Pese a la rudeza de estas palabras, muchos siguieron y apoyaron la idea de la
despoblación, afirmando que no salvar a las personas enfermas es un mal necesario para salvar a todo el planeta.
En 1968 Paul Ehrlich, profesor de la Universidad Stanford, desarrolló la teoría de Malthus, advirtiendo que la superpoblación amenazaba el planeta y pronosticando una carestía que mataría a cientos de millones de personas para la década de los 70.
Sin embargo, hay sociólogos que consideran errónea la idea de que nos faltan recursos, ya que -sostienen- en realidad al planeta le sobran los recursos y puede colmar las necesidades de cada persona. Así, ocurre que cada año los países ricos gastan más de 220 millones toneladas en comida, mientras que los países pobres siguen sufriendo hambruna, no tanto por la falta de recursos, sino porque falta de recursos y limitación de derechos fundamentales.
Los sociólogos Frederick Buttel y Laura Raynolds han publicado un estudio en esta línea sobre el crecimiento de la población y el consumo de comida en el tercer mundo, demostrando con sus estadísticas que que el hambre no está causado tanto por la superpoblación, como por la pobreza y la desigualdad.
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