18 de octubre de 2014

Clorofila: Beneficios para el el Ser humano


La clorofila posee innumerables propiedades beneficiosas para los humanos. Y es que una vez absorbida por la sangre a través del sistema linfático, este pigmento verde de las plantas –cuya estructura, por cierto, es muy similar a nuestra hemoglobina- activa el metabolismo celular, desintoxica el organismo, mejora la defensa, resistencia y capacidad regeneradora de las células así como su respiración, potencia los procesos naturales de curación, estimula la formación de glóbulos rojos, ayuda a cicatrizar las heridas, depura la sangre, frena las infecciones, equilibra la relación ácido-base y previene el cáncer, entre otras numerosas propiedades.

Del griego khlorós -que significa “verde claro” o “verde amarillento- y phylon -que se traduce como “hoja”- la clorofila -descubierta en 1817 por los químicos franceses Pierre Joseph Pelletier y Joseph Bienaime Caventou- es un pigmento vegetal presente en todas las plantas y que es fundamental para la vida sobre la Tierra porque se encarga de absorber los fotones de luz necesarios para realizar la fotosíntesis, proceso por el cual se transforma la energía luminosa en energía química y del que resulta la creación de oxígeno que es liberado a

la atmósfera para beneficio de todos los seres vivos. Además dice la literatura científica que “la molécula de clorofila es grande”, que “su centro está ocupado por un único átomo de magnesio rodeado por un grupo de átomos que contienen nitrógeno”, que “de este núcleo central parte una larga cadena de átomos de carbono e hidrógeno que une la molécula de clorofila a la membrana interna del cloroplasto, el orgánulo celular de las plantas donde tiene lugar la fotosíntesis” y que “existen varios tipos de clorofilas que se diferencian en detalles de su estructura molecular y en que absorben distintas longitudes de ondas luminosas si bien la más común es la clorofila A que constituye aproximadamente el 75% de toda la clorofila de las plantas verdes”.
Lo que también se sabe, además de estas meras descripciones, es que la clorofila posee interesantes propiedades terapéuticas que van desde el poder para regenerar nuestro organismo a nivel molecular y celular hasta su capacidad para desintoxicar y depurar el cuerpo, combatir infecciones, ayudar a curar heridas y promover la salud y buen funcionamiento de los sistemas circulatorio, digestivo, inmune y respiratorio además de aumentar el número de glóbulos rojos y prevenir el cáncer, entre otras.
Por tanto, además de por ser indispensable para la continuidad de la vida sobre la Tierra, a la clorofila se la considera un elemento de tan especial importancia para la salud humana que algunos expertos no dudan en denominarla la “sangre verde”.

MAGIA VERDE

Se cree que las primeras formas de vida fotosintéticas, es decir, capaces de convertir la energía solar en energía para la vida aparecieron sobre la Tierra hace más de 3.600 millones de años sin que desde entonces sus exitosos sistemas de nutrición y respiración se hayan modificado. Pero no sería hasta 1913 cuando se descubrieron las trascendentales funciones de la clorofila. El hallazgo se debe al doctor Richard Willstätter, ingeniero químico alemán galardonado con el Nobel de Química en 1915 por sus investigaciones en el campo de los colorantes vegetales quien encontró que “la molécula de la clorofila tiene una asombrosa similitud con la de la hemoglobina, el pigmento rojo de la sangre humana, y al igual que ésta está compuesta por cuatro elementos que son el carbón, el hidrógeno, el oxígeno y el nitrógeno. Sólo difieren en el elemento central que en la sangre es un átomo de hierro y en la clorofila un átomo de magnesio. Así que se puede decir algo así como que la clorofila es la ‘sangre de las plantas’”(recordemos que la hemoglobina es un pigmento rojo que se encarga de transportar el oxígeno por los distintos tejidos humanos y de recoger el CO2 para su posterior expulsión a través de los pulmones). Willstätter descubrió además que la clorofila permite soportar importantes desequilibrios de hemoglobina al punto de que, por ejemplo, en animales a los que por medio de experimentos se les provocaba anemia la clorofila que se les administraba poseía las mismas virtudes para la formación rápida de sangre que el hierro. Para el nutricionista canadiense Claude Gélineau -autor de varias obras y, entre ellas, Los germinados en la alimentación donde recoge la importancia nutricional de los alimentos ricos en clorofila- “la gran similitud química entre hemoglobina y clorofila explica muchas de las propiedades de este pigmento vegetal y, entre ellas, su espectacular capacidad para curar la anemia”. De ahí que, como experto, defienda la importancia de ingerir vegetales de color verde, crudos, bien desinfectados y lo más orgánicos posible como fuente de nutrición esencial y saludable.
Pues bien, tras el camino iniciado por el Nobel alemán se pusieron en marcha numerosas investigaciones sobre la clorofila que dieron lugar a que este pigmento fuera empleado terapéuticamente en muy distintas situaciones. Así, por ejemplo, en los hospitales de trinchera durante la II Guerra Mundial se empleó para prevenir y tratar infecciones quirúrgicas así como para estimular la cicatrización de las heridas y el crecimiento de los tejidos dañados.
Ya en la década de 1960 el doctor H. E. Kirschner –que recogió sus interesantes hallazgos en el libro Nature’s healing grasses (Las hierbas sanadoras de la Naturaleza)- llegó a la conclusión de que “la clorofila es sanadora y poderosa. Devastadora con los gérmenes y virus pero suave con los tejidos y órganos enfermos del cuerpo. La forma en que trabaja es un secreto de la naturaleza. Parece magia verde”.
Más recientemente el doctor Birscher, un físico especializado en el estudio de los colorantes procedentes de las plantas, acuñaría el término “poder concentrado del sol” para denominar a la clorofila. Según él, “la clorofila mejora el funcionamiento del corazón, repercute sobre el sistema vascular, los intestinos, los órganos reproductores y los pulmones. Eleva el intercambio básico de nitrógeno y es, en consecuencia, un tonificante que teniendo en cuenta además sus propiedades estimulantes no puede compararse con otros”.
Bueno, pues fruto de este interés científico por conocer los mecanismos de acción de la clorofila van saliendo a la luz propiedades terapéuticas que nada tienen que ver con la magia y siguen sorprendiendo a muchos expertos ya que además no hay constancia de que tomar clorofila provoque efectos secundarios indeseados y se considera prácticamente inocua. Veamos algunas de esas propiedades.

ESTIMULANTE, DEPURATIVA Y ANTICANCERÍGENA

Como ya hemos comentado los numerosos estudios sobre la clorofila que se están llevando a cabo desde hace años demuestran que ingerir este pigmento –mediante la alimentación o en forma de suplementos- es fundamental para mantenerse sano pues actúa beneficiosamente sobre distintos sistemas, órganos y tejidos además de aportar la energía vital procedente de la fotosíntesis y ayudar a equilibrar el metabolismo en general.
Por ejemplo, la circunstancia ya mencionada de que las células de la clorofila sean idénticas a las de los glóbulos rojos -con la salvedad de que la molécula de hierro de la sangre humana es de magnesio en el caso de las plantas- convierte a la clorofila en un excelente tónico para la sangre. También se ha demostrado que incrementa la producción de glóbulos rojos por lo que es un buen aliado para evitar y tratar la anemia, estimula la formación de hemoglobina, reduce el colesterol y los triglicéridos, equilibra los niveles de glucosa (algo de gran importancia para los diabéticos), desintoxica, purifica la sangre, favorece el trabajo del corazón (el magnesio que contiene fortalece el músculo cardiaco), mejora la circulación, evita la contracción de los vasos sanguíneos, baja la presión arterial y, en general, contribuye de forma significativa a reducir las riesgos cardiovasculares.
Por lo que respecta al aparato digestivo la clorofila, muy rica en carotenoides, es el único sistema natural existente que a través de la alimentación puede transmitir al ser humano la energía procedente del sol. Una vez en el organismo la clorofila activa las enzimas imprescindibles para una adecuada asimilación de los nutrientes mediante su combustión, proceso que permite convertirlos en energía. Además este pigmento ayuda a la correcta digestión de los alimentos; evita las flatulencias, el mal aliento y la pesadez estomacal -entre otras dolencias- por su gran aporte de enzimas como la lipasa, la amilasa y la proteasa; desodoriza las heces y la orina; ayuda a la proliferación de bacterias colónicas benéficas y estimula el adecuado funcionamiento de los intestinos, el hígado y los riñones además de ayudar a cicatrizar las úlceras.
Y también refuerza las funciones del sistema inmune. Así, por ejemplo, incrementa la producción de células defensivas, es un buen desinfectante que estimula la cicatrización y reconstrucción de tejidos dañados (con lo que previene la aparición de posibles infecciones) y elimina hongos, bacterias y virus dañinos. Además desintoxica el cuerpo de metales pesados y lo protege contra otros elementos nocivos. A este respecto cada vez más expertos coinciden en señalar que las causas ocultas de muchas dolencias, incluido el cáncer, hay que buscarlas en la infinidad de sustancias tóxicas, pesticidas, dioxinas, alquitrán, quimioterápicos, radiaciones, metales pesados (cadmio, mercurio, uranio, plomo), etc., que contaminan el entorno y acaban envenenando nuestro organismo. Pues bien, para evitar la absorción de tan nocivas sustancias, prevenir sus efectos y promover su rápida y efectiva expulsión fuera del cuerpo lo oportuno es tomar alimentos ricos en clorofila.
Asimismo se sabe que interviene positivamente en las funciones renales ya que apoya a los riñones para que trabajen adecuada y eficazmente eliminando el exceso de líquidos y toxinas.
En el caso concreto de las mujeres estimula la producción de estrógenos y ayuda a prevenir y aliviar la presencia de coágulos, quistes ováricos, menstruaciones dolorosas, irregulares o demasiado abundantes.
Por si fuera poco todo esto la clorofila ayuda además a la buena oxigenación de las células y es un interesante aliado en el tratamiento de enfermedades e infecciones respiratorias; contribuye a mejorar la absorción de calcio en el organismo y ayuda a su fijación en huesos y dientes, coadyuva a curar infecciones e inflamaciones del oído interno, reduce las varices, elimina infecciones vaginales, fortalece las articulaciones, aumenta el rendimiento muscular y nervioso, equilibra el pH, es eficaz en el tratamiento de la piorrea, refuerza la memoria y, por sus propiedades antioxidantes, resulta muy útil para retrasar el proceso de envejecimiento y mejorar la calidad y apariencia de la piel.
Por otra parte, la clorofila despierta hoy un gran interés científico por su potencial anticarcinógeno y antimutagénico. De hecho, para el doctor Richard C. Heimsch -de la Universidad de Idaho (Estados Unidos)- “el riesgo de padecer cánceres de hígado, colon, estómago y pulmón se puede reducir a la mitad mediante la ingesta diaria apropiada de clorofila”. En la misma línea se manifiesta el doctor George S. Bailey -catedrático del Departamento de Toxicología Medioambiental y Molecular de la Universidad del Estado de Oregon (Estados Unidos)- quien recuerda que “a principios de la década de 1980 distintas investigaciones descubrieron que la clorofila y otras sustancias químicas relacionadas pueden inhibir la capacidad de ciertas sustancias para causar mutaciones en bacterias. Entonces se planteó si ese tipo de actividad antimutagénica podría ser importante en la prevención del cáncer pues la mayoría de los cánceres humanos, si no todos, implican mutaciones en uno o más genes que controlan los valores en los cuales las células se dividen, se diferencian o mueren. De acuerdo con el pensamiento actual varias combinaciones de mutaciones que afecten a este delicado equilibrio en el sentido de favorecer el crecimiento celular incontrolado pueden dar lugar al irreversible daño celular que provoque la aparición de un cáncer incipiente en el pulmón, el hígado, la sangre, el hueso, la piel o cualquier otro órgano del cuerpo. En este sentido, al menos teóricamente, es posible que el poder antimutagénico de la clorofila permita inhibir o reducir la formación de cánceres en humanos”.

LA IMPORTANCIA DE “COMER VERDE”

Tras conocer las propiedades de la clorofila pocas dudas caben pues de la importancia de “comer verde”, es decir, de basar nuestra dieta diaria en la ingesta de hortalizas y vegetales –cuanto más verdes mejor-, crudas en la medida de lo posible y de buena calidad biológica si están a nuestro alcance. No es moda ni capricho sino una de las formas más efectivas de, siguiendo los postulados de Hipócrates, hacer de nuestra alimentación nuestra mejor medicina.



http://barcelonalternativa.es/clorofila-beneficios-para-el-el-ser-humano/

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