En el educar aparece el camino de la sabiduría, del saber mirar lo que la vida es, en su sentido más ético y existencial. Valores profundos como la felicidad, el bien o la verdad, no son meras acepciones que consultar en un diccionario filosófico, sino aquello que aparece espontáneamente en el escenario de la vida, en el hecho de pensar lo que somos, en el interés por descubrir aquello que llevamos dentro y que perfila nuestras acciones, comportamiento, carácter, destino…
Educar significa sacar fuera lo que está dentro, implica, por tanto, saber conducir a otros a que extraigan lo mejor de sí mismos. Significa enseñar a
uno a que se guíe a sí mismo. El valor del educador reside en su habilidad para estimular la virtud en el sendero del autoconocimiento.
uno a que se guíe a sí mismo. El valor del educador reside en su habilidad para estimular la virtud en el sendero del autoconocimiento.
Aprender es recordar lo esencial nuestro y todo aprendizaje se aloja en el hallazgo de la puesta en práctica de nuestras propias capacidades, pues aquello de lo que somos capaces viene implícito en nosotros.
Cuando aprendemos hacemos explícita, deducimos, esa herencia innata que es la facultad del saber. Aprender supone un nacimiento a través de lo aprendido, algo cambia en nosotros cuando el conocimiento aparece, nos transformamos en algo más, en alguien más completo, más entero.
"La Tribuna" de Albacete
http://lashorasylossiglos.blogspot.com.ar/2014/10/educar.html
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