LA CIENCIA MÉDICA CONFIRMA QUE EL DORMIR BIEN ESTÁ RELACIONADO CON PRÁCTICAMENTE TODOS LOS ASPECTOS DE LA SALUD.
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Por diversas circunstancias los estándares de nuestro estilo de vida nos han llevado a vivir de una manera que, en muchos sentidos, resulta insana. La desbordada concentración urbana, generalmente acompañada de una mala calidad del aire que respiramos; la rapidez con la que se desenvuelven nuestras rutinas (laborales, sociales, informativas) favorece la presencia de estrés, y dificulta el tiempo de calidad –por ejemplo, comer con calma–; muchas de las prácticas más representativas de nuestro contexto sociocultural propician la ansiedad o incluso la depresión –desde el shopping hasta la vida nocturna–, y la desconexión con los ritmos y entornos naturales, son solo algunas de las enfermizas particularidades que caracterizan buena parte de la actualidad humana.
De la mano con lo anterior, parece que nuestro derecho a dormir está permanentemente en jaque frente a las innumerables exigencias que acosan la vida cotidiana. El “no hacer algo” es cada vez peor visto, y mientras la productividad, la creatividad, y la información viven sus eras doradas, aparentemente no hay, o no debiese de haber, tiempo para dormir. El problema es que, aunado a otros muchos malos hábitos socioculturales, dormir menos de lo que nuestro cuerpo requiere amenaza, de forma persistente, la salud física y mental.
Históricamente se ha ha promovido el buen dormir como algo fundamental
para un saludable equilibrio entre nuestro cuerpo y mente. Sin embargo, conforme avanza la ciencia médica, la importancia del sueño adquiere cada vez mayores dimensiones, confirmándose como un factor significativo en la presencia (o ausencia) de múltiples males: desde diabetes y males cardiacos, hasta estabilidad hormonal, enfermedades crónicas, desórdenes mentales, y otros.
En un artículo reciente de la revista Time, “It’s Time to Pay Attention to Sleep, the New Health Frontier“, se enlistan una gran cantidad de enfermedades o desórdenes asociados con insuficiencia de sueño. “Recientemente la investigación del sueño ha traído desbordantes resultados, arrojando evidencia plausible de que este factor juega un rol en prácticamente todos los aspectos de la salud”, afirma, para luego advertir la relación entre el dormir y los desórdenes de atención (ADHD), la degeneración cognitiva en la edad adulta, o la capacidad de memoria.
Dentro de la nueva ola de la salud pop, una benéfica moda en torno a la necesidad de alimentarte bien y ejercitarte, lamentablemente el dormir bien no se ha incluido aún entre sus pilares. Entre las millones de personas que hoy se esfuerzan por comer saludable y mover el cuerpo, muchas descuidan todavía el sueño, ya que de algún modo es un elemento sacrificable que “eventualmente repondremos”. El problema es que la mayoría de nosotros reportamos un déficit de sueño, lo cual facilita significativamente que seamos presa de muchos males comunes en nuestros días.
Cada organismo tiene sus propias necesidades en cuanto a la cantidad de horas de sueño que idealmente necesita. Por lo general se recomienda entre siete y ocho horas, sin embargo hay quienes con seis tienen suficiente, otros en cambio requieren en realidad nueve, etc. El problema es que el promedio de la población activa generalmente está por debajo de estos estándares, por ejemplo, en Estados Unidos el promedio es de 6.8 horas.
Dormir todo lo que necesitas, ni más ni menos, no solo podría postularse hoy como un acto de autonomía, incluso contracultural, sino que además es un requisito fundamental para, simplemente, estar bien –con todos los beneficios que esto puede luego implicar en nuestra vida laboral y social. Así que defiende tu derecho al bien dormir…
(*) : Tim McPherson / Stone - Getty Images
http://pijamasurf.com/2014/04/defiende-tu-derecho-a-dormir-todo-lo-que-necesitas-tu-salud-depende-de-ello/
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