Recientemente me ha tocado una vivencia que me generó dolor, o debo decir, yo mismo me generé dolor a partir de una vivencia. Y siempre hay otras pequeñas experiencias que, si uno se descuida, tienden a sumar aún más dolor.
Este dolor reciente me motivó a realizar mis prácticas de meditación, sanación y conexión interior con mayor constancia y dedicación, y es notable la diferencia que siento en mi estado interior a partir de esto. El dolor se abraza, se integra y se disipa, la neblina que parecía mostrarme un mundo de soledad, triste y ajeno desaparece para dar lugar adentro a un día brillante y de pleno sol.
Esta diferencia tan notable me trajo un sentir muy claro: decidir, de una vez por todas, renunciar al mundo. Esto no significa irme a vivir a una caverna, tampoco me refiero a no querer vivir más. Significa renunciar a intentar que el mundo me haga feliz. Renunciar a las expectativas que tengo puestas en el mundo, renunciar a tratar de que los demás me hagan feliz.
La Paz, la Dicha, vienen de adentro, se que en teoría lo sabemos, pero lo compruebo cada vez más, el sentir se hace más y más concreto.
Acompaña a este sentir la elección de seguir plenamente arraigado a la vida y sus vivencias: el contacto con la naturaleza, las caminatas por los senderos de las sierras, el trabajo disfrutado, el deporte y la música compartida, el contacto con mis amigos y seres cercanos o seres por conocer, abriendo más el corazón. Continuar regando y disfrutando todos los vínculos pero sin
pretender encontrar a “ese amigo” o a “ese grupo de personas” que me haga feliz. Soltar también la expectativa de que mi pareja u otros seres cercanos me tengan que hacer feliz.
Incluso mi pequeña hija a quien tanto amo, bendición de luz, amor y alegría, disfruto compartir con ella mi felicidad sin hacerla responsable de la misma. Los hijos crecen y llegado un punto naturalmente irán tomado una sana distancia para vivir su vida. Si no los cargamos con el peso de hacernos felices siempre podremos compartir con ellos nuestra felicidad.
En pocas palabras: Vivir todo a pleno, pero sin pretender que nada nos haga felices, sabiendo que la verdadera dicha siempre está disponible adentro, y que solo hay que disponerse a ir hacia allí.
Y paradójicamente, cuando más lo vivimos así, cuando más peso le quitamos a los demás y a las vivencias, más felicidad encontramos, en los vínculos, en las vivencias, en todo, sencillamente porque permitimos que esta surja de adentro y fluya hacia afuera.
Es importante observar que el ego no se apropie de esta búsqueda de renunciar, ya que nos puede llevar hacia pensar en no querer vivir más, a fantasear con la muerte. Si renunciamos de la manera descripta, si nos entregamos a nuestro Ser, no puede haber más que Dicha y Paz, es así de simple. Aclaro que cuando aquí hablamos de observar al ego o personalidad, la idea no es luchar, ya que la lucha interna no tiene sentido. La idea es ir hacia una integración de todo lo que somos, entregándonos a nuestro Ser y dejando que todo se funda y sea abrazado allí, en lo que Es.
Otro aspecto importante del renunciamiento es soltar definitivamente y respetuosamente una situación y un vínculo en el que por mucho tiempo tuve puestas ciertas expectativas no cumplidas, comprendiendo que son esas expectativas propias las que traen infelicidad. Visto desde un ángulo distinto y complementario, sería renunciar a que el mundo me haga infeliz, o renunciar a mi apego a situaciones que no me hacen feliz. Soltar un vínculo no quiere decir excluir a nadie de mi corazón. Es, más bien, tomar una sana distancia soltando el apego a cómo creo que tiene que ser el vínculo. Siempre se puede intentar ver más allá de los rencores ya que como hemos compartido en este escrito, es sanador para uno mismo. Podemos intentar el perdón como lo sugiere Un Curso de Milagros, tratando de ver lo Real que está más allá del ego y la ilusión de ofensa, tanto en la otra persona como en uno mismo.
En estos días, durante una caminata, surgió una claridad para complementar la práctica del Ho’Oponopono, que se puede aplicar cuando en nuestra mente aparece un pensamiento de conflicto y nos tentamos a enredarnos en el rencor o a sentirnos víctimas de alguna situación. Aceptando plenamente que eso está en mi interior, sin luchar, respiro conscientemente y digo internamente:
Te amo, lo siento, perdón, gracias. Por algo me sucede.
Te amo, lo siento, perdón, gracias. Esta es otra oportunidad para liberarme.
Autor: Sebastián Alberoni
Creador del Curso a Distancia: “Camino Espiritual Integrado”
Dirigido a: quienes estén en la búsqueda de un Camino Espiritual con bases en una espiritualidad profunda y a la vez madura, aplicable a la vida cotidiana. Quienes se sienten afines a una espiritualidad libre y a los Artículos Destacados de este Portal, pero sienten que necesitan una guía para poder armar y transitar su propio Camino. Aquellos que ya estén transitando un Camino pero quieran enriquecerlo y disponer de herramientas integradas. Quienes sientan la necesidad de compartir su Camino con otros seres con búsquedas similares. Quienes quieran aprender más sobreHo’Oponopono. Quienes quieran aprender a meditar o profundizar en su meditación. Terapeutas y facilitadores que quieran enriquecer su propio Camino y conocimientos …
Dirigido a: quienes estén en la búsqueda de un Camino Espiritual con bases en una espiritualidad profunda y a la vez madura, aplicable a la vida cotidiana. Quienes se sienten afines a una espiritualidad libre y a los Artículos Destacados de este Portal, pero sienten que necesitan una guía para poder armar y transitar su propio Camino. Aquellos que ya estén transitando un Camino pero quieran enriquecerlo y disponer de herramientas integradas. Quienes sientan la necesidad de compartir su Camino con otros seres con búsquedas similares. Quienes quieran aprender más sobreHo’Oponopono. Quienes quieran aprender a meditar o profundizar en su meditación. Terapeutas y facilitadores que quieran enriquecer su propio Camino y conocimientos …
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