7 de marzo de 2014

El insólito ‘problema’ de Suecia: sus ciudadanos quieren pagar más impuestos



Fredrik Reinfeldt, primer ministro sueco, se enfrenta a un problema poco común: sus ciudadanos quieren más impuestos. Al revés casi que en cualquier otro país, los suecos están dispuestos a pagar más para que sus servicios públicos mejoren, ya que han notado un deterioro de los mismos tras las últimas rebajas de impuestos del Gobierno.

A falta de seis meses para las elecciones, el Partido Moderado (centro derecha) que dirige Reinfeldt va muy por detrás del principal partido, el Partido Socialdemócrata. En parte es normal el deterioro tras ocho años de gobierno, pero tal y como recoge The Wall Street Journal, hay otro motivo de peso, y es que los ciudadanos piensan que los impuestos han bajado demasiado.

Y eso a pesar de que Suecia, que durante un tiempo tuvo los mayores impuestos del mundo, todavía se mantiene como el quinto país en el ránking de presión fiscal que elabora la OCDE. Reinfeldt, en sus ocho años de mandato ha reducido la presión fiscal del 48% del PIB al 44%.

Mejores infraestructuras, mejores servicios

En una entrevista con el diario de referencia de Wall Street, Reinfeldt

asegura que el cambio que se ha producido en los últimos años es histórico y algo que nunca creía que pudiera completar. “Muchos de los impuestos que eran malos para la economía sueca han desaparecido o se han reducido”, asegura.

Esta estrategia de reducción de impuestos le ha ayudado a ganar dos elecciones consecutivas, pero ahora empieza a ver como los ciudadanos le dan la espalda por la reducción en la calidad de las infraestructuras y las escuelas. Y Reinfeldt ha reaccionado: tras eliminar el Impuesto de Patrimonio, el de Sucesiones y recortar el IRPF y Sociedades, no va a seguir bajando impuestos a pesar de la robustez de las finanzas suecas, con una deuda pública de apenas el 40% del PIB y un déficit por debajo del 2%.

“Para el siguiente mandato de 2014 a 2018 no veo más reducciones de impuestos. Creemos que ahora es tiempo de un cambio”, explicó el primer ministro al diario. “Desde 2008 hemos estado estimulando la economía con nuestras robustas finanzas públicas, ahora vamos a relajar este estímulo para volver a equilibrar la economía e incluso obtener superávits”, añadió.

Los analistas consultados por el WSJ aseguran que este movimiento tiene dos objetivos. Por un lado, incrementar el gasto en servicios como la educación, que el propio ministro de Finanzas, Anders Borg, ha reconocido que “tiene una gran necesidad de restauración”. Por otro lado, Reinfeldt quiere mostrar a los votantes que este incremento del gasto no vendrá acompañado de un incremento excesivo de la deuda.

El actual primer ministro parece decidido a centrar la campaña electoral en qué impuestos subir, no sobre si en conjunto debería haber mayor presión fiscal. Una posición insólita en la Europa de la crisis, crisis que por otro lado se ha notado mucho menos en Suecia que en otros países. De momento, parece que sus dos primeras propuestas son subir las tasas al alcohol y al tabaco.

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