Una forma de liberarte del apego es cultivar la conciencia testigo, para convertirte en un observador neutral de tu propia vida. El lugar del testigo dentro de ti es la simple conciencia, la parte de ti que está al tanto de todo – sólo nota, observa, no juzga, sólo está presente, aquí y ahora.
El testigo es en realidad otro nivel de conciencia. El testigo coexiste junto a tu conciencia normal, como otro nivel de conciencia, como la parte de ti que está despertando. Los seres humanos tienen la capacidad única de estar en dos estados de conciencia a la vez.
Ser testigo de uno mismo es como dirigir el haz de una linterna hacia ti mismo. En toda experiencia – sensorial, emocional o conceptual – existe la experiencia, datos sensoriales o emocionales o de pensamiento, y tu conciencia de ello. Ese es el testigo.
El testigo es la conciencia de los propios pensamientos, sentimientos y emociones. Ser testigo es como despertarse por la mañana y al mirarse en el espejo darse cuenta de sí mismo – no juzgar o criticar, simplemente observando neutralmente la calidad de estar despierto. Ese proceso de volverte hacia ti, te saca de estar sumergido en experiencias, pensamientos
y sensaciones del exterior.
Junto con esa conciencia de ti mismo llega la sutil alegría de estar aquí, vivo, disfrutando de estar presente en este momento. Con el tiempo, flotando en esa percepción subjetiva, los objetos de la conciencia se disuelven, y entrarás en el Ser espiritual, el Atman, que es conciencia pura, alegría, compasión: el Uno.
El testigo es la herramienta para centrarte. Guía el trabajo interno hacia ti mismo. Una vez que entiendes que hay un lugar en el que no estás apegado, puedes liberarte de los apegos. Casi todo lo que observamos en el universo es un reflejo de nuestros apegos.
Jesús nos advirtió, “No os hagáis de tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho corrompen. . . Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará tu corazón también “El deseo crea tu universo. Es la forma en que funciona.
Así que tu primera tarea es trabajar en ti mismo. Lo mejor que puedes hacer por otro ser humano es tener tu propia casa en orden ( tu vida) y encontrar tu verdadero corazón espiritual.
- Extracto del libro de Ram Dass recientemente publicado COMO VIVIR DESDE EL CORAZÓN ESPIRITUAL-
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