EN BUSCA DE CONOCIMIENTO TRADICIONAL, UN HOMBRE SALVÓ UNA INVALUABLE COLECCIÓN DE TEXTOS ISLÁMICOS ANTIGUOS DE LA DESTRUCCIÓN.
Existen casos en la historia de la medicina donde el conocimiento tradicional y la ciencia moderna han colaborado para atacar enfermedades actuales con ingredientes que en el pasado se mostraron efectivos: tal vez se puede contar entre uno de los pocos aciertos de Mao Tse-tung el haber contribuido a la reaplicación de artemisina en el tratamiento de la malaria, luego de encargar a los científicos chinos que evaluaran miles de recetas tradicionales para tratar la enfermedad.
En 2001, la Organización Mundial de la Salud incluyó la artemisina entre los tratamientos recomendados para la malaria, una enfermedad que cada año mata aproximadamente a 1.2 millones de personas.
Según Abdel Kader Haidara (presidente ejecutivo de una organización africana para la conservación y estudio de antiguos manuscritos islámicos), un conjunto de libros antiguos preservados gracias a los esfuerzos de muchas familias de Mali podrían albergar remedios e ingredientes olvidados para el tratamiento de enfermedades que aún asolan grandes regiones de África.
Cuando un grupo afiliado a Al-Qaeda invadió Timbuctú, en Mali, en 2013, Haidara y sus colaboradores lograron sacar del país docenas de manuscritos
escondidos en baúles de metal en carros tirados por burros.
Colecciones privadas de entre los siglos XIII y XVII de textos islámicos de filosofía, leyes, sufismo, astronomía y medicina que de otra forma hubieran enfrentado la destrucción que sufrieron tumbas y otros sitios de valor arqueológico en Mali, hoy pueden ser consultados por especialistas de diversas universidades y disciplinas en el mundo, en búsqueda de las soluciones que los médicos de la antigüedad utilizaban para tratar padecimientos para los que aún no tenemos curas 100% efectivas.
Haidara cree que “cada libro tiene respuestas, y si los analizas puedes aprender soluciones. Todo lo que existe ahora existió antes.”
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