Tradicionalmente nos han dicho que cuando envejecemos el cerebro pierde su impulso para la cognición rápida a la que estamos acostumbrados mientras crecemos. Sin embargo, no se trata de un continuo deterioro sino que al manejar más datos, le toma más tiempo analizar los resultados.
Imaginemos a dos malabaristas en acción. Uno de ellos mantiene con presteza en el aire tres bolas durante 15 minutos, sin que se le caiga ninguna al suelo.
Otro hace el mismo ejercicio con 6 bolas, pero una de ellas se le cae en el minuto 8 ¿ cual de los dos es mas hábil ? ¿ resulta mas torpe el segundo por haber mantenido el juego menos tiempo, a pesar de ser su tarea mas complicada ? La respuesta es difícil.
Algo parecido ocurre con el cerebro humano. El malabarista de las tres bolas
sería un cerebro joven que puede realizar tareas con rapidez, unir caras y nombres con eficacia o hacer cálculos a gran velocidad. El otro sería un cerebro maduro, mas lento, menos hábil a la hora de recordar datos. Hasta ahora se ha dado por supuesto que el cerebro con el paso del tiempo pierde ciertas habilidades cognitivas, estos científicos han descubierto que lo que en realidad ocurre es que el cerebro maduro “trabaja con mas bolas”.
La aparente perdida de eficacia de un cerebro mayor es debida a la acumulación de experiencias ya que está obligado a procesar cada vez mas cantidad de información y eso ralentiza su trabajo, es un malabarista al que se le van añadiendo bolas cada momento.
Lo revolucionario del estudio es que hasta ahora todas las expectativas de los estudios se centraban en la perdida de facultades cognitivas, asumiendo que con el paso de los años deben aparecer por “lógica” deterioros en la capacidad de la mente al igual que aparecen arrugas en la piel, o flacidez en los músculos; cuando en realidad los estándares de medición mental están muy sesgados. Por ejemplo los test de capacidad lingüística no tienen en cuenta la riqueza de vocabulario de los sujetos implicados, basándose solamente en la rapidez de asociación de términos, sin tener en cuanta que un cerebro adolescente solo maneja unos cientos de palabras y un anciano maneja muchos miles de ellas. Lo mismo ocurriría al recordar nombres, el adulto tiene que buscar en un “cajón con muchos mas calcetines, el que desea en ese momento”.
Para evitar este sesgo, los autores realizaron ajustes en los test de agilidad mental, que tienen en cuenta la carga experiencia en personas de edades distintas. Se tiene en cuenta que un lector medio de 21 años ha leído y procesado 1,5 millones de palabras de las cuales 20.000 son diferentes. una persona de 70 años habrá procesado mas de 9 millones de palabras de las cuales 33.000 diferentes. Evidentemente para él será mas complicado procesar el recuerdo de una lectura. Cada vez que se lee un texto, el cerebro acude al fondo de la memoria y rastrea el recuerdo de haber leído la palabra en cuestión para que el significado se vuelva consciente. Lo hace en cuestión de milisegundos, pero cuantas mas palabras haya en el desván, algo mas lento será el trabajo.
Según estos estudios es hora de que redefinamos qué es una mente madura.Nuestras ideas asumidas a priori pueden llevarnos por una parte a realizar políticas sociales y médicas discriminatorias, o a tratar de solucionar un problema que no existe; por otra perdernos probablemente la mejor fuente de sabiduria, que muchas veces se ”retira” autoconvencida de que ya no es útil al no ser “competitiva”. Si no existe una enfermedad, una mente madura es una mente mas sabia, simplemente es mas lenta al tener que acarrear una mochila llena de enriquecedoras experiencias.Para evitar este sesgo, los autores realizaron ajustes en los test de agilidad mental, que tienen en cuenta la carga experiencia en personas de edades distintas. Se tiene en cuenta que un lector medio de 21 años ha leído y procesado 1,5 millones de palabras de las cuales 20.000 son diferentes. una persona de 70 años habrá procesado mas de 9 millones de palabras de las cuales 33.000 diferentes. Evidentemente para él será mas complicado procesar el recuerdo de una lectura. Cada vez que se lee un texto, el cerebro acude al fondo de la memoria y rastrea el recuerdo de haber leído la palabra en cuestión para que el significado se vuelva consciente. Lo hace en cuestión de milisegundos, pero cuantas mas palabras haya en el desván, algo mas lento será el trabajo.
Cuando cambiamos el enfoque de los análisis de medida adaptándolos a la realidad, descubrimos queel cerebro, no solo no pierde facultades con el paso del tiempo, sino que la “relentización” es parte de un proceso hacia un cerebro mas sabio, mas consciente, mas equilibrado. Mucho mas preparado que el cerebro “joven” para resolver y asumir los grandes retos de la vida, para descubrir nuevas ideas y contrastar las existentes ya que su “banco de datos” es mucho mas completo.
Puede aquí surgirnos la pregunta de si podemos de alguna manera “ayudar ” al cerebro a “llevar la pesada mochila de la experiencia”.De nuevo, los neurólogos están redescubriendo que las técnicas de Meditación pueden ser la herramienta ideal para “aligerar la carga”. La meditación, entre otras muchas cosas, nos hace mas conscientes, nos ayuda a ordenar y clasificar los pensamientos y nos hace gestionar mejor las emociones que lastran nuestro cerebro. Nos facilita la concentración en objetivos concretos. Nos ayuda a tener una visión mas abierta, mas integradora del conjunto.
En informática, la Meditación, sería como desfragmentar el disco duro. Toda esa información que durante tiempo acumulamos en los discos duros de nuestros ordenadores acaba diseminada, desorganizada en innumerables porciones. Esto hace que el acceso a la información sea cada vez mas lento y tedioso ya que la cabeza lectora tiene que desplazarse una y otra vez para rescatar los fragmentos. Con la herramienta para desfragmentar, todo vuelve a organizarse, a formar unidades coherentes entre las que es mas fácil y eficaz buscar lo que deseamos. Tendremos un ordenador con mas información, pero mas eficaz a la hora de gestionarla.
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