En el estudio participaron18 personas. Los investigadores les enseñaron cientos de fotos de personas del otro sexo y les pidieron que eligieran a la gente que les cayera mejor. Luego los científicos examinaron a los participantes mediante una tomografía por emisión de positrones (PET), y en el tiempo de examen los participantes les informaron que las personas que habían elegido les habían rechazado.
Lo curioso es que los participantes sabían que el rechazo era inventado: en realidad las personas que les habían gustado no los habían visto y, naturalmente, no había rechazo. Sin embargo, pese a saberlo, sintieron
emociones negativas y el tomógrafo registró emisiones de opioides en el cerebro.
Antes del estudio los científicos habían examinado la estabilidad emocional de los participantes. La investigación permitió concluir que el cerebro de la gente más estable produce más opioides, en concreto sus amígdalas, que son las 'responsables' del proceso de las reacciones emocionales. Los investigadores descubrieron que los opioides se producen también en el caso contrario, es decir, cuando la gente sabe que el interés es recíproco.
El hallazgo podría usarse en los estudios de las depresiones, opinan los científicos. Es posible que el cerebro de la gente que sufre depresiones o fobia social produzca menos opioides, y esta gente se recupera peor de la experiencia social negativa y al mismo tiempo es menos capaz de disfrutar la experiencia positiva, señalan.
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