2 de noviembre de 2013

El arte de estar en silencio


Cuando hables procura que tus palabras sean mejores que el silencio dice un proverbio hindú.
Hacemos un mal uso de las palabras y muchas veces hablamos por hablar. Usamos palabras para llenar los vacíos que nos producen angustia, y nos mueven una sensación de soledad que nos aterra. Pensamos que no hablar es hacer silencio, pero tampoco.Tenemos mucho ruido interno, que impide que hagamos silencio para evitar el contacto con nosotros mismos. Este ruido interno es nuestra voz interior que nos juzga
constantemente. ¿Qué pasa si hacemos SILENCIO en mayúsculas?¿ Por qué nos da tanto miedo y para qué sirve? Sigue leyendo…..
El miedo al silencio
Hay personas que ponen la tele, para no estar en silencio, y dicen que les hace compañía mientras hacen cosas. Otras personas llenan los huecos de silencio con palabras vacías para no sentirlo. El mal uso de las palabras hacen que pierdan valor. Cuando hablamos por hablar, sin querer decir nada, estamos huyendo de nuestro interior. A la mayoría nos incomoda sentir ese silencio interno, y por tanto, el silencio externo aún nos molesta más. 
Seguro que has experimentado alguna vez, algún silencio en grupo, y alguien para romperlo dice: ¡Ha pasado un ángel!. Hay muchas maneras que usamos cotidianamente para evitar estar en silencio. ( risa nerviosa, tics, toser, dibujar, movernos excesivamente etc). El miedo a estar en silencio, es el miedo a estar en contacto con nosotros mismos, con nuestra esencia, con lo que de verdad sentimos, necesitamos y anhelamos.
El ruido interior que no nos deja escuchar
Estar callado, no es estar en silencio. De hecho, ,muchas veces estamos callados, y hay mucho ruido exterior ( música, conversaciones, ruidos de la calle, tv, etc) que no nos deja escuchar nuestro silencio interior. Pero, si por fin conseguimos, encontrar un momento para estar en ausencia de ruido externo….¡SOPRESA! Nos encontramos con nuestro ruido interno. Esas voces internas, que juzgan cada movimiento que hacemos, nuestros pensamientos. Éstos no son fáciles de silenciar, de hecho, normalmente, nuestro juez interno, nos da órdenes, o emite opiniones de todo lo que hacemos, decimos o sentimos.

Es un disco rallado, que la mayoría de veces no tiene un stop, y nos acompaña hasta el momento de ir a dormir. Normalmente, son diferentes voces, que se pelean entre ellas, una dice por ejemplo: - ¡cinco minutos más! la otra dice: - ¡levántate ya que llegas tarde! Una se pone autoritaria, y la otra es más benevolente. El caso es que, el ruido interior, nos impide, escuchar nuestro verdadero silencio.  Hemos de aprender a no hacer mucho caso a nuestros pensamientos, y en concreto a nuestro ruido interno.
El silencio que nos da tranquilidad
El silencio que nos da fuerza permite que recarguemos pilas, y permite llenarnos de tranquilidad y serenidad. No todos los silencios nos transmiten paz, existe el silencio del bloqueo, de no saber que decir, de la incomprensión, de no atreverse a decir algo etc. No todos los silencios nos energizan. Ahora, si somos capaces de trabajar nuestro silencio exterior ( éste es normalmente el más fácil) luego podremos trabajar el interior.
Nuestro bienestar, depende directamente de poder estar tranquilos y en armonía con nosotros mismos. Hay momentos en la vida en que necesitamos estar completamente en silencio, y escucharlo de verdad. La comunicación verdadera que tiene sentido para nosotros, muchas veces se da después de un silencio reflexivo.
Las decisiones importantes se toman mejor después de un silencio profundo para escucharnos profundamente. No podemos conseguir este silencio, ausente de ruido interno, sin trabajo personal. Es un camino interior que podemos explorar para sentirnos mejor con nosotros mismos y con los demás.
Adriana Reyes

Con la palabra, el hombre supera a los animales, pero con el silencio se supera a sí mismo.
Paul Masson

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