OJOS CÓSMICOS SE ACUMULAN EN NUESTRO IMAGINARIO, LA SUBLIME ESTÉTICA DE LAS NEBULOSAS HACE QUE EL SER HUMANO SE QUIERA VER REFLEJADO O PROYECTE PARTE DE SU ESTRUCTURA PSÍQUICA EN EL ESPACIO.
Las imágenes de nebulosas generadas por telescopios como el Hubble son unas de las vistas más impresionantes que el ser humano ha podido disfrutar. Entre ellas, una de las más destacadas es la Nebulosa de la Hélice o NGC 7293, a una distancia relativamente cercana de la Tierra: 680 años luz. A esta nebulosa, conocida popularmente como “El Ojo de Dios”, se le suma la nebulosa NGC 4921, a unos 310 millones de años luz de distancia, y que también ha sido rubricada como un “ojo de dios”, en este caso “El Segundo Ojo de Dios”. La imagen que aparece a continuación está compuesta por varias fotografías de esta nebulosa tomadas por el Hubble, además de que ha sido retocada, dado que, naturalmente, los colores no se ven así; sin embargo, la maestría técnica de los fotógrafos al momento de elegir los filtros y armar la imagen es indudable.
Por otro lado, en el juego de equilibrio universal, y en este
esquema de pareidolia cósmica, tenemos también el Ojo de Satán: la nebulosa NGC 4151, a 43 millones de años luz, que ha sido retratada por el telescopio Chandra, en la imagen siguiente. Esta temible nebulosa además cuenta con un supermasivo agujero negro en su centro.
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