Una experiencia imaginada puede generar un flujo de sustancias químicas en el organismo que reproduce la experiencia real. ¿Por qué?: El cerebro no diferencia entre lo que imagina y lo que percibe.
Si imaginas que estas recostado en la playa, escuchas el ruido de las olas, el aroma salado del mar, la brisa fresca y un cielo azul hermoso, comenzarán a segregarse neurotransmisores y hormonas los cuales desencadenaran una serie de impulsos nerviosos que harán que se modifiquen las ondas cerebrales, que disminuya la frecuencia cardíaca y respiratoria y baje la tensión arterial, los músculos se relajarán y muy probablemente gracias al aumento de serotonina en el cerebro, te duermas.Pero si imaginas que te persigue un toro y que está por alcanzarte, la situación
cambia. Se experimenta agitación, taquicardia, hiperventilación, etc. Todo gracias al aumento en sangre de algunas sustancias como la adrenalina y el cortisol.
Este es el mismo mecanismo de acción que encontramos en el estrés. El cerebro trabaja y produce sustancias todo el tiempo como si estuviera huyendo o luchando, pero sin lucha ni huida.
También se puede hacer la prueba de recordar (o imaginar) una experiencia traumática y comprobar el impacto que en el cuerpo físico esta genera.Y aquí llegamos a una cuestión importante, ¿Qué es entonces esto que llamamos “realidad cotidiana”?
Estamos condicionados para creer que lo que vemos, oímos, tocamos, olemos y saboreamos, es real, es decir tiene una sustancia propia e inherente. Y lo que no, bueno, entonces no existe en realidad o es imaginación. Como se dice vulgarmente: “ver para creer”.
Sin embargo cualquier objeto o cuerpo físico que podamos tocar y nos parezca sólido, es de hecho, una ilusión. No tiene nada que sea propio y además, como ya hemos comprobado, su existencia depende del observador. Y el observador a su vez depende de sus instrumentos de observación y de medición, que en este caso son los órganos de los sentidos y el sistema nervioso, y la forma en que hemos aprendido a utilizarlos y según el estado en que se encuentren, nos proporcionarán cierta información que interpretamos como “realidad”.
Creemos que esa imagen de la realidad es real. Pero hay una diferencia entre nuestra percepción de la realidad y la realidad. Y hay una cantidad enorme de experimentos que lo demuestran. Y esto es válido para todos los seres vivos. Una abeja no percibe la flor igual que un ser humano. Incluso entre los humanos, la percepción de la misma flor es diferente.
Entonces, ¿Cómo es el mundo en realidad?
La respuesta está en el observador, en la manera de percibir, de interpretar, en la forma y en el momento en que lo hace, y también por la clase de preguntas que se haga en el momento de hacer la observación.
La realidad es una respuesta del observador.
La imagen que tenemos del mundo depende de como aprendimos a verlo, a percibirlo. Es el resultado de un condicionamiento.
Como hasta ahora ha prevalecido el modelo “materialista”, nuestra forma de percibirlo es física. Somos cuerpos físicos, en un mundo físico, sólido, palpable e inmutable.Nos enseñaron desde niños a confiar en nuestros sentidos y a crear la realidad a partir de ellos, cuando hasta el sentido común nos indica que los sentidos son lo menos fiable.
Nuestros sentidos nos dicen que la Tierra es plana y esta quieta, sin embargo sabemos que estamos parados sobre una bola que gira y se desplaza a una velocidad vertiginosa por el espacio.
Nuestros sentidos nos informan que las hojas del árbol son verdes, cuando en realidad este es el color de todo el espectro visible que justamente el árbol rechaza y no absorbe, por eso lo vemos.
Los sentidos nos dicen que las cosas tienen un sabor, un color, un olor, una textura y tendemos a pensar que esta es su naturaleza intrínseca, cuando en realidad es la naturaleza intrínseca del observador.
Y esto es algo que va muy profundo, por ejemplo, se supone que un médico va a tratar a personas vivas y por consiguiente deberá aprender el significado de la vida y de la salud, sin embargo con lo primero que uno se topa en la facultad de medicina es con un cadáver.
Es así como se concibe de entrada al cuerpo humano, como una estructura anatómica rígida con sistemas y aparatos objetivos, es decir concretos, conocidos a partir de cortes y disecciones, y la conciencia y todo lo que sea no-físico (ni palpable), es considerado como un expresión de este cuerpo físico.Este es el modelo que prevalece todavía en la actualidad.
La ciencia basada en el modelo materialista intenta descubrir los mecanismos de la enfermedad con la esperanza de encontrar la cura por este camino, experimentando, gastando dinero, recursos y salud, con el objetivo de neutralizar los efectos de la enfermedad.
Sin embargo esto no ha funcionado. Ya que este método no descubre el origen de la enfermedad, solo sus mecanismos y efectos. Además las condiciones que llevan a la enfermedad no son las mismas que llevan a la salud.Y aunque la medicina moderna es eficaz en el tratamiento de muchos trastornos agudos y en varios aspectos ha habido avances: en la cirugía, genética, diagnóstico por imágenes, etc. No se puede decir que hoy en día haya menos enfermedades que antes, más bien lo contrario.
Muchas personas viven aparentemente más, pero llenos de medicamentos durante buena parte de sus vidas.
Hay antibióticos cada vez más potentes y aparentemente eficaces y al mismo tiempo las bacterias desarrollan una resistencia cada vez mayor a estos, y el número de infecciones hospitalarias o por la intervención médica, lo que se llama iatrogenia, aumenta cada vez…incluso muchos mueren por esta causa…y la guerra al germen continua!.
Pasa lo mismo con el cáncer, actualmente hay mas gente investigando y experimentando para descubrir una cura, que personas enfermas. A pesar de esto la incidencia de cáncer aumentó considerablemente en los últimos 20 ó 30 años. Y esto es estadístico. Podría decirse que “hay mas gente que vive del cáncer que gente que muere debido a él”.
Según estudios realizados se ha calculado que aproximadamente el 50% de la población de USA, Canadá y Gran Bretaña toman un medicamento recetado cada 24 hs., no tengo las cifras de Argentina, México o Brasil, pero creo que en las grandes ciudades debe ser similar.
Así que algo no funciona en este modelo materialista, que nos hace creer que el mejor diagnóstico se logra por medio de aparatos sofisticados y análisis costosísimos y la cura está en una milagrosa pastilla de última generación.
Si queremos comprender el significado de la salud, debemos comprender el significado de la vida, en todas sus manifestaciones. Hacernos preguntas profundas, ahondar en nuestra naturaleza, comprender la inteligencia de nuestras células, percibir la vida que nos rodea y atraviesa, sentir la corriente cósmica de la impermanencia y lo insustancial de la realidad.
¿Cuál es el significado de mi existencia? ¿Quién soy en realidad? ¿Cómo puedo conocerme mejor?
Obviamente para responder a estas preguntas necesitamos cambiar la forma de interpretar el mundo. Cambiar la manera de percibir la realidad, de percibir nuestro cuerpo, nuestras emociones. Aprender a pensar y a darle un sentido a nuestras acciones.
Poder crear una realidad más allá de los sentidos.¿Cuál es el significado de mi existencia? ¿Quién soy en realidad? ¿Cómo puedo conocerme mejor?
Obviamente para responder a estas preguntas necesitamos cambiar la forma de interpretar el mundo. Cambiar la manera de percibir la realidad, de percibir nuestro cuerpo, nuestras emociones. Aprender a pensar y a darle un sentido a nuestras acciones.
La evolución del ser humano es una evolución de la conciencia.
El fin de la ilusión del materialismo.
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