1 de noviembre de 2013

La efectividad del poder está en el momento presente.



Aquí mismo y ahora, en nuestras propias mentes.
No importa cuánto tiempo hayamos tenido pautas negativas, o una enfermedad, una mala relación, apuros económicos, u odio a nosotros mismos: podemos comenzar a cambiar hoy.
Los pensamientos que hemos albergado y las palabras que hemos empleado repetidamente han creado nuestras experiencias hasta este
momento.
No obstante, eso es pensamiento pasado, ya lo hemos tenido.
Lo que escojamos pensar y decir hoy, en este momento, creará el mañana y el pasado mañana, la semana que viene, el

mes que viene y el año que viene.
La efectividad del poder está siempre en el momento presente.
Aquí es donde comenzamos a hacer cambios.
Qué idea más liberadora.
Podemos comenzar a dejar marchar las viejas tonterías.
Ahora mismo.
El comienzo más insignificante es ya importante.
Cuando bebés, éramos todo amor y alegría.
Sabíamos lo importantes que éramos,nos sentíamos el centro del universo.
El bebé tiene una inmensa osadía, pide lo que necesita y expresa sus Sentimientos sinceramente.
Se ama a sí mismo completamente, cada parte de su cuerpo, incluidas las heces.
Sabe que es perfecto.
Y esa es la verdad de nuestro ser.
Todo lo demás son tonterías aprendidas y se pueden desaprender.

Cuántas veces hemos dicho: «Yo soy así», o «Las cosas son así».
Lo que en realidad queremos decir es que eso es «lo que creemos que es verdad para nosotros».
Por lo general, lo que creemos es únicamente la opinión de otra persona que hemos aceptado e incorporado a nuestro propio
sistema de creencias.
Algo que encaja con las otras cosas que creemos.
Si cuando éramos niños se nos enseñó que el mundo es un lugar temible, aceptaremos como cierto todo lo que encaje con
esa creencia.
«No te fíes de los desconocidos», «No salgas por la noche», «La gente te engaña»,etc.
Por otra parte, si en los primeros años de nuestra vida se nos enseñó que el mundo es un lugar seguro y alegre, entonces creeremos otras cosas.
«El amor está en todas partes» «La gente es amable» «Me llega el dinero con facilidad», etc.
La vida refleja nuestras creencias.
Muy rara vez nos sentamos a cuestionar nuestras creencias.

Podría preguntarme, por ejemplo: «¿Por qué creo que me resulta difícil aprender? ¿Es cierto eso? ¿Es cierto eso para mí, ahora? ¿De dónde proviene esa creencia? ¿Lo sigo creyendo porque en mi primer año de escuela la profesora me lo repitió una y otra vez? ¿Estaría mejor yo, valdría más si dejara esa creencia?».

Haz una pausa y coge al vuelo tu pensamiento. ¿Qué estás pensando en este preciso momento?
Si los pensamientos dan forma a nuestra vida y experiencias, ¿te gustaría que ese pensamiento se hiciera realidad para ti?
Si es un pensamiento de inquietud o rabia o de dolor o venganza, ¿cómo crees que volverá a ti ese pensamiento?
Si deseamos una vida dichosa, hemos de pensar pensamientos dichosos.
Cualquier cosa que enviemos mental o verbalmente volverá a nosotros en esa misma forma.
Tómate un tiempo para escuchar las palabras que dices.
Si te escuchas decir algo tres veces,escríbelo: se te ha convertido en pauta.
Al final de la semana mira la lista y verás cómo tus palabras se conforman a tus experiencias.
Decídete de buena gana a cambiar tus palabras y pensamientos y observa cómo cambia tu vida.
La forma de controlar nuestra propia vida es controlar nuestra elección de palabras y pensamientos.
Nadie piensa en tu mente sino tú.

Equivalentes mentales: Las pautas de pensamiento
que dan forma a nuestra experiencia.

Tanto el bien como el mal-estar en nuestras vidas son consecuencias de las pautas de pensamiento que forman nuestras experiencias.
Todos tenemos muchas pautas mentales que nos producen experiencias buenas y positivas; éstas las disfrutamos.
Lo que aquí nos interesa son las
pautas de pensamiento negativas que nos producen experiencias desagradables y nada gratificantes.

Nuestro deseo es cambiar nuestro malestar en la vida por una salud perfecta.

Hemos aprendido que para cada efecto en nuestra vida hay una pauta de pensamiento que lo precede y lo mantiene.
Nuestras pautas de pensamiento constantes crean nuestras experiencias.
Por consiguiente, al cambiar estas pautas podemos cambiar nuestras experiencias.
Qué alegría sentí cuando descubrí por primera vez la expresión «causas metafísicas».
Estas palabras describen el poder que hay en las palabras y en los pensamientos; poder que crea experiencias.
Este nuevo conocimiento me hizo comprender la conexión existente entre los pensamientos y las diferentes partes del cuerpo y los trastornos físicos.

Me enteré de cómo, sin saberlo, había creado malestar en mí misma, y esto tuvo gran importancia en mi vida.
Podía dejar de culpar a la vida y a otras personas por lo que iba mal en mi vida y en mi cuerpo.
Ahora podía responsabilizarme totalmente de mi propia salud.
Sin reprocharme ni sentirme culpable, comencé a descubrir la forma de evitar las pautas de pensamientos de mal-estar en el futuro.
No lograba comprender, por ejemplo, por qué tenía tortícolis una y otra vez.
Entonces descubrí que el cuello representa la flexibilidad en las opiniones, la disposición a ver diferentes aspectos de
un asunto.
Yo había sido una persona muy inflexible que, por temor, me negaba a considerar otro aspecto de algún tema.
Pero a medida que me fui haciendo más flexible en mi forma de pensar, y más capaz de ver, con afectuosa comprensión, el punto de vista de los demás, dejó de causarme molestias el cuello.
Ahora, cuando siento algo de rigidez en el cuello, trato de ver dónde está esa rigidez en mi pensamiento.

Cambio de las viejas pautas-

Con el fin de eliminar para siempre un trastorno, hemos de trabajar primero en disolver la causa mental.

He aprendido que para cada trastorno en nuestra vida hay una «necesidad», de otra manera no lo tendríamos.
El síntoma es solo un efecto externo.
Debemos entrar en el interior para disolver la causa mental.
A esto se debe que la Voluntad y la Disciplina no funcionen: porque se limitan a luchar contra el efecto externo.
Es como cortar la mala hierba en lugar de arrancarla de raíz.

Así pues, antes de comenzar las afirmaciones de Nuevas Pautas de Pensamiento, es necesario trabajar en la buena disposición a liberar la necesidad de... cigarrillos, o del dolor de cabeza, del exceso de peso o de lo que sea.
Cuando la necesidad haya desaparecido, el efecto externo habrá de morir.
Ninguna planta puede vivir cuando se la arranca de raíz.

Las pautas mentales causantes de la mayoría de los malestares del cuerpo son la crítica, la rabia, el
resentimiento y la culpa.

Por ejemplo, la crítica: si uno se entrega a ella durante un tiempo suficiente, suele conducir a enfermedades como la artritis.

La rabia se transforma en cosas que hacen hervir, queman e infectan el cuerpo.

El resentimiento que se alberga durante mucho tiempo se encona y corroe el yo conduciendo finalmente a la formación de tumores y cánceres.

La culpa siempre busca castigo y conduce al dolor.

Es mucho más fácil liberar estas pautas de pensamiento negativo cuando estamos sanos que tratar de erradicarlas bajo la influencia del miedo y ante la amenaza del bisturí.

LOUISE HAY-SANA TU CUERPO_

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