El equilibrio es una manifestación de Divinidad en nuestras vidas.
Una prueba de que el Gran Espíritu está presente siempre. Todo tiende hacia el equilibrio, todo el tiempo. El equilibrio es la armonía perfecta. Nos permite ser más consientes de nuestra unión perfecta con Dios, con la naturaleza y con nuestros hermanos. Nos facilita la comunicación con esferas superiores. En el plano material nos proporciona salud, felicidad y abundancia.
Todos necesitamos equilibrio, pero no todos lo conseguimos de la misma manera.
El equilibrio lo encuentran caminando un poco hacia la izquierda los que iban demasiado hacia la derecha; y caminando un poco hacia la derecha los que iban demasiado hacia la izquierda. Un hombre en la nieve necesita una frazada y un niño con fiebre necesita un baño con hielos.
El Universo sigue las leyes naturales y nuestros hermanos siguen sus propios deseos con su propia voluntad. Nuestros pensamientos son casi siempre fabricaciones mentales que sólo nos competen a nosotros. Por lo tanto, es difícil que podamos obtener el equilibrio apelando a la coincidencia de los eventos externos con nuestros deseos personales.
El mundo es distinto a lo que pensamos de él, por eso lo estamos descubriendo.
Nadie nos entenderá como nos gustaría que nos entendieran.
No todo sucederá como lo esperamos.
Ni siquiera nosotros coincidimos plenamente con nuestras creencias sobre nosotros mismos.
La vida se parece un poco a lo que nos han platicado o hemos leído, pero se desenvuelve y se nos presenta casi siempre nueva y original, porque el Espíritu que la Crea es siempre mayor que nuestras descripciones previas. Nuestra vida nos enseña de la Vida, y también nos dice mucho de nosotros mismos; porque somos nosotros la causa de los efectos que nos entrega, la semilla de los árboles que crecen en nuestro jardín. Y también somos nosotros los que interpretamos las cosas que suceden, de forma que nuestra percepción (el valor que le asignamos a las cosas) serán los que determinen a qué nos sabe la vida.
¿A qué nos sabe la vida? Responder a esta pregunta nos dará una idea aproximada de aquello a lo que Le sabemos nosotros al Universo.
¿Queremos un sabor diferente en nuestro paladar? ¿Queremos un Sabor diferente en nuestro mundo?
¿Cómo podemos encontrar el equilibrio?
Guiándonos a nosotros mismos. Siendo como queremos ser. Viviendo nuestras propias vidas. Escuchando nuestro propio corazón…y nuestro propio cuerpo, y las enseñanzas que la vida nos ha entregado en forma de experiencias.
…Encontrando ese Equilibrio adentro.
Con el mundo exterior podemos estar de acuerdo o en desacuerdo, aprobarlo o enfadarnos con él, pero no podremos hacer que sea una copia exacta de nuestros deseos.
Lo que sí podemos hacer es cuidar nuestra vida, la única que tenemos a cargo. Primero, siendo concientes de nuestras acciones. Segundo, cuidando nuestras interpretaciones de los hechos. Estas dos lecciones se han repetido innumerables veces, porque innumerables veces ha sido necesario recordar que funcionan. Sólo con la conciencia y la observancia de esas dos lecciones puede convertirse nuestra vida en una manifestación de lo Sagrado…Y en un Altar al Perfecto Equilibrio.
¿Queremos una ayuda extra? Sólo recordemos que todo en el Universo es Perfección aunque no siempre nos demos cuenta de ello, y que todo se orienta al Equilibrio. Así que la ayuda extra es sencilla: Recordando esta perfección, escuchémosla, no luchemos contra el orden de las cosas y el Espíritu que las creó. Participemos del Bienestar que el Universo nos convida. Aceptémoslo. Y disfrutémoslo.
Esto no significa que iremos como moluscos por la vida. Algunas de las lecciones necesitan esfuerzo (como un cuerpo que se ejercita goza de más armonía). Sólo significa que le damos su lugar al trabajo y al descanso como parte de la Vida y del Camino Espiritual. Significa aceptar que hay una Sabiduría y un Amor más grandes que nosotros mismos, y que Quieren nuestro bienestar más de lo que lo queremos nosotros.
Hermano, hermana: busca tu propio equilibrio, porque de esta forma contribuirás a transformar tu parcela en el Universo. Y porque te sentirás de maravilla.
Hermano, hermana: ten confianza en ti. Recuerda que la Sabiduría del Universo y el Amor de la Divinidad se encuentran dentro tuyo. Así que, en tu interior, estás en excelentes manos: resguardado y protegido, amado y alentado con ternura infinita.
Hermano, hermana: Tú sabes cómo hacerlo. También sabes que tu corazón lo anhela. Sabes que tus hermanos lo esperan… Y que el Universo sólo aguarda tu decisión.
Muchas bendiciones.
Y un abrazo fraternal.
El Loco.
(Tu Luz Interior)
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