Diferentes estudios llegaron a la conclusión de que lo que ahora eran nuevas neuronas habían sido en su origen células madre, células indiferenciadas, capaces de transformarse en nuevas neuronas. Estas células madre se encuentran alrededor de las cavidades cerebrales, los llamados ventrículos, y son capaces de emigrar hacia otras estructuras cerebrales donde comienzan su proceso de transformación en neuronas.
Cuando mantienes la ilusión, cuando te atreves a superar tu miedo, cuando das un paso adelante en medio de la ambigüedad y de la incertidumbre, cuando sales de tu zona de confort y aprendes cosas nuevas, pones en marcha tu neuroplasticidad y estás favoreciendo que esas células madre se transformen en neuronas y tú te conviertas, si cabe, en una persona aún más capaz. Además, estas nuevas conexiones entre las neuronas son capaces de cambiar recuerdos antiguos que tal vez estaban dañando tu autoestima. Esto
va a favorecer que, con el tiempo, te sientas cada vez más sereno, confiado y capaz.
Peter Eriksson, de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), demostró que el proceso de neurogénesis o generación de nuevas neuronas a partir de células madre, y la formación de nuevas sinapsis o conexiones con otras neuronas, se produce en humanos a lo largo de toda su vida.
Por eso, tengas la edad que tengas, jamás es tarde para adaptarte a los cambios o para aprender algo nuevo. No dejes que nadie te convenza de lo contrario. En esta vida hay demasiados ladrones de sueños, personas especializadas en decirnos todo lo que nunca llegaremos a alcanzar. Claro que puedes, lo que pasa es que para ello has de esforzarte y tener paciencia porque la neurogénesis no es un fenómeno que suceda de forma inmediata, sino que es todo un proceso y por eso lleva su tiempo. El proceso dura unas tres semanas de media y, por eso, empezar a desarrollar un nuevo hábito lleva también este tiempo.
De momento, se ha observado que la neurogénesis tiene lugar tan solo en dos lugares del cerebro: el bulbo olfativo y el hipocampo.
Tenemos dos bulbos olfativos que recogen los olores y los aromas; de ahí, la información llega fundamentalmente a nuestro sistema límbico o cerebro emocional. Por esta razón el olfato tiene un componente tan emotivo y puede evocar tantos recuerdos.
En cuanto a los hipocampos, son estructuras esenciales para aprender cosas nuevas y ejercen, además, un control sobre los centros amigdalinos, que están justo delante de ellos y que son los que generan la emoción del miedo. Por eso, cuando con ilusión, persistencia y paciencia vas en pos de tus sueños, al favorecerse la neurogénesis, también está aumentando el grosor de tus hipocampos por lo que cada vez vas a sentirte más valiente y, por tanto, vas a poder actuar con más decisión y audacia.
Fred Cage, del Instituto Salk, en La Joya (San Diego) ha demostrado que la estimulación y el ejercicio físico en ratones pueden multiplicar por tres el número de neuronas en su hipocampo.
El ejercicio físico favorece la neuroplasticidad. Si te da pereza, por lo menos muévete más. El movimiento es importante, porque durante el mismo se segrega BDNF (Brain Derived Neurotrophic Factor) que favorece tanto la formación de nuevas conexiones entre las neuronas como el proceso de neurogénesis.
La meditación tiene también un claro impacto positivo en lo que a neuroplasticidad se refiere. Te recomiendo que reserves cinco minutos por la mañana, cuando ya estés un poco despierto, para conectar contigo mismo. Sigue simplemente el ritmo de tu respiración y observa atentamente lo que notas en las distintas partes de tu cuerpo. Esta práctica llamada mindfulness, aportará beneficios en tu salud, claridad mental y en tu autoestima.
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