A veces te sientes seguro, lleno de esperanza, y todo parece tan claro; a veces te sientes lleno de dudas, desilusionado, alejado de la vida, abandonado por la Fuente.
Pero entonces comienzas a darte cuenta que ningún pensamiento o sentimiento es permanente, que olas de alegría y tristeza, miedo y felicidad, conexión y desconexión, inspiración y desilusión pueden surgir a través de ti, a veces sin previo aviso; ellas se mueven a través, y se expresan plenamente, y pasan. Y siempre pasan, como estrellas fugaces.
Y entonces te ves a ti mismo como el espacio para todo, el inmenso, inmutable, vibrantemente despierto Corazón donde la traviesa danza de pensamiento y sentimiento es admitida. Te llegas a conocer a ti mismo como la inmensidad de la consciencia misma, y comienzas a abrazar incluso los sentimientos de limitación, que no pueden limitarte.
Si buscas un pensamiento, sentimiento, estado o experiencia permanente,
pronto caerás en la desesperación. Si te conoces a ti mismo como la presencia inmutable, no hay ningún problema; porque el cielo nunca le teme a la tormenta, como la pantalla de cine nunca rechaza ninguna película.
Estás tan endemoniadamente vivo, incluso en tu tristeza. Eres un relámpago, el destructor de los mundos, y el abrazo también.
Incluso cuando eras un bebé, llorando por amor, conocías tu poder.
Así que nunca te definas a ti mismo, u olvides tu asombroso linaje.
- Jeff Foster
(Imagen: Wojtek Kwiatkowski)
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