31 de julio de 2015

Julio Verne fué un viajero del tiempo?


Jules Gabriel Verne (Nantes, 8 de febrero de 1828 – Amiens, 24 de marzo de 1905), conocido en los países de lengua española como Julio Verne, fue un escritor francés de novelas de aventuras.

Es considerado junto a H. G. Wells uno de los padres de la ciencia ficción. Es el segundo autor más traducido de todos los tiempos, después de Agatha Christie, con 4.185 traducciones, de acuerdo al Index Translationum. Algunas de sus obras han sido adaptadas al cine.

Predijo con gran exactitud en sus relatos fantásticos la aparición de algunos de los productos generados por el avance tecnológico del siglo XX, como la televisión, los helicópteros, los submarinos o las naves espaciales. Fue condecorado con la Legión de Honor por sus aportes a la educación y a la ciencia.

En el siglo XIX se adelanta a la ciencia “viajando” a la Luna, al centro de la Tierra y al mundo submarino. Sin ser un científico se adelanta a la invención del submarino, del helicóptero y a los viajes espaciales. Vislumbra cambios del futuro; anticipa que las potencias del siglo XX serían Estados Unidos, Rusia y China.

En Los 500 millones de la Begun habla del militarismo alemán, y en La asombrosa aventura de la misión Barsac adelanta los efectos del nazismo que usaría avances científicos para la aniquilación. Mucho antes de que se inventaran, profetiza con exactitud logros científicos del siglo XX (cohetes espaciales, submarinos, helicópteros, aire acondicionado, misiles dirigidos e

imágenes en movimiento).

Su novela Cinco semanas en Globo (1869), da comienzo a su gran producción, por la que fue considerado padre de la ciencia-ficción.



Por sus insólitas facultades proféticas llega a comparársele con Nostradamus. Suele decir: “Todo lo que un hombre es capaz de imaginar, otros lo realizarán”. El Nautilus (1870) muestra los primeros proyectos de máquinas submarinas, similares al primer submarino atómico construido en 1955. Las proyecciones de Orafnik se basan en el kinetoscopio.

El Albatros de Robur hunde sus raíces en el helicóptero pionero. “Los hombres del siglo XXIX viven en modernas ciudades con largas vías, con altas casas de 300 metros de alto y bajo un cielo surcado por aerocars y aerómnibus.

Las metrópolis albergan millones de habitantes; la gente cruza el Atlántico a través de veloces tubos neumáticos; en China se intenta restringir la natalidad; Inglaterra ha perdido sus posesiones”. Habla de mundos conocidos y desconocidos con aventuras en el futuro e infinito. Anuncia el helicóptero, las bombas de fragmentación, el cine sonoro, los rascacielos, etc.

Sus predicciones impresionan por su exactitud: En De la Tierra a la Luna, (1865) llama Columbiad al proyectil con humanos dirigido a Selene. 104 años después el módulo de la nave Apolo que completa la misión real tiene por nombre Columbia y un peso similar al señalado por él.

En esa novela, el seguimiento del proyectil se realiza desde un imaginario telescopio gigante con lente de 5 metros de diámetro, situado en las Montañas Rocosas, similares a las dimensiones y ubicación real del gran radiotelescopio de Monte Palomar.

En la obra el viaje se realiza a 40.000 kms en 97 horas.En la realidad, el Apolo XI viaja a 38.500 kms en 102 horas. Todo lo que imaginó sucedió muchos años después: La nave real ameriza en un punto concreto del Océano Pacífico, a tan solo 4 kms del imaginado por Verne un siglo antes. Predice la creación del fax y del Internet. Habla de un sistema automático de comunicación a distancia; en 1863 anuncia un equivalente al actual correo electrónico.

Con más de un siglo de antelación vaticina que las grandes ciudades del futuro estarán iluminadas por potentes luces eléctricas. En París en el siglo XX, predice la existencia de un tren que recorrerá la capital francesa. Anticipó el vuelo experimental con perros en la investigación astronáutica. Imaginó el estado de ingravidez en el espacio exterior.

En sus asombrosos relatos habla de buzos con escafandra; de un electroimán que anuncia el motor eléctrico; de una campana submarina que antecede al batiscafo; de pesca submarina; del aprovechamiento de la energía del mar; del automóvil; de rascacielos, etc. Verne fue un pozo de ciencia, no cabe duda, pero también existe la creencia de que formó parte de alguna sociedad secreta de su época.

Su atracción hacia los criptogramas se plasma en muchas de sus obras y hay quien encuentra un mundo oculto y esotérico incluso en los nombres de sus personajes.

¿Por qué quemó gran parte de su biblioteca criptográfica?. ¿Encierra la tumba del autor un mensaje oculto?

El 9 de marzo de 1886, caminando de regreso a su casa, su sobrino Gastón, de 25 años, con quien llevaba una cordial relación, le disparó con un revólver, sin razones claras, la primera bala le erró, pero la segunda le hirió en la pierna izquierda, provocándole una cojera de la que no se recuperaría.

El incidente fue ocultado por la prensa En 1863, Jules Verne había escrito una novela llamada París en el siglo XX acerca de un joven que vive en un mundo de rascacielos de cristal, trenes de alta velocidad, automóviles de gas, calculadores y una red mundial de comunicaciones, pero que no puede alcanzar la felicidad y se dirige a un trágico fin. Hetzel pensó que el pesimismo de esta novela dañaría la promisoria carrera de Verne y sugirió que esperase veinte años para publicarla. Éste puso el manuscrito en una caja fuerte, donde fue «descubierta» por su bisnieto en 1989 y publicada en 1994.

Estas son algunas de las anticipaciones de Verne en algunos de sus libros: Ante la bandera, Los quinientos millones de la Begún: armas de destrucción masiva. Robur el Conquistador: helicóptero. De la Tierra a la Luna, Alrededor de la Luna: naves espaciales.

Una ciudad flotante: grandes transatlánticos, muñecas parlantes. París en el siglo XX: internet, motores de explosión. 20.000 leguas de viaje submarino, La isla misteriosa: submarino, motores eléctricos.

La isla misteriosa: ascensor. En En el siglo XXIX: La jornada de un periodista americano en el 2889, Julio Verne habló de cosas a las que todavía no ha llegado nuestra tecnología,11 como por ejemplo, medios para transportarse a 1.500 kilómetros por hora.

También se reconoce su visión de anticipar futuros descubrimientos y eventos históricos, como por ejemplo: El descubrimiento de las fuentes del Nilo (Cinco semanas en globo)

La conquista de los polos (Las aventuras del capitán Hatteras, La esfinge de los hielos) Gobiernos totalitarios (Los quinientos millones de la Begún). Viaje a la Luna (De la Tierra a la Luna, Alrededor de la Luna) El escritor Juan José Benítez lo cree así en su libro “YO, JULIO VERNE” y hasta va más allá...

En su lecho de muerte, el genial Verne se despidió con las palabras: “Sed buenos”.“Soy de una época en que todo ha ocurrido ya”.




http://carlosagaton.blogspot.com.es/2015/07/julio-verne-fue-un-viajero-del-tiempo.html


http://maestroviejodespierta2.com/julio-verne-fue-un-viajero-del-tiempo/

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