
"No somos un cuerpo físico con experiencias espirituales Somos un ser espiritual dentro de un cuerpo físico".
Los seres humanos hemos perdido en alguna parte de nuestra historia la autenticidad y en consecuencia la posibilidad de ser íntegramente felices. Muchas veces tenemos una vida que no queremos, por complacer a otros, nos disfrazamos con mil caras, hasta que olvidamos la nuestra, dejando olvidados nuestros ideales y sueños, traicionando nuestros principios y valores más profundos.
La libertad esencial renacerá cuando sigamos incondicionalmente los dictados de nuestro
corazón, de nuestra intuición. Cuando consideremos a nuestros semejantes como hermanos, respetándolos y amándolos.
Cuando decidamos vivir plenamente, en paz y en armonía con la naturaleza. Cuando aceptemos que nuestra espiritualidad se debe vivir en todo momento y en todo lugar, sin excepciones. Cuando estemos dispuestos a dar sin esperar recibir. Cuando empecemos crecer y trascender.
La espiritualidad consiste en vivir de acuerdo con nuestros principios y valores. Es sentir, es buscar nuestras propias metas, es crecer, es caminar a nuestro propio ritmo y velocidad.
Practiquemos el acto de bendecir, pues es también una forma de reconocer y apreciar lo que recibimos. No es rico aquel que tiene todo lo que quiere sino aquel que quiere todo lo que tiene, de modo que la gratitud poco a poco disminuirá tu necesidad de poseer y aumentará la de disfrutar, transformándote en una persona generosa y desapegada.
La espiritualidad cotidiana implica no juzgar, o dejarnos llevar por nuestros prejuicios. Revisa las críticas que haces a los demás y piensa que quizás lo que dices revela más de ti mismo, que de ellos.
Para recibir la inspiración y el alimento espiritual necesitamos de tranquilidad y paz interior. Ese sitio privado en donde puedas experimentar la quietud maravillosa que limpia las puertas de la percepción, renueva nuestra capacidad de asombro y valoración por las pequeñas cosas y reordena nuestros valores y prioridades.
La espiritualidad está en cada uno de tus actos, en tus logros, en tus fracasos, en tus alegrías, en tus tristezas, en tus sueños, en ti , en lo que haces, en lo que entregas, en tus manos, en tu amor. Sigue su infinita senda de alegría y plenitud.
I. Guillen
No hay comentarios.:
Publicar un comentario