La primera reacción, sin dudas, es la de culparnos, esto es algo normal y sano al mismo tiempo (aquél que no puede hacerse cargo de sus equivocaciones está en un grave problema). Sin embargo, es muy diferente buscar responsabilidad en lo que hacemos para aprender de ello con “llorar sobre la leche derramada” como dice el refrán popular. Y lo peor de todo es cuando pasan los días, las semanas, los meses y hasta los años y nos seguimos castigando por ello.
Los psicólogos afirman que el auto castigo está vinculado a la autoestima. Cuando ésta se encuentra en bajos niveles, pensamos que todo lo que ocurre es nuestra culpa y que por ello merecemos un castigo o reprimenda propia. Nos auto imponemos la “penitencia”, que puede variar su nivel de severidad según lo que creamos más “conveniente”. Este mecanismo está basado en la creencia de que se necesita pagar por las culpas, purgar por lo que hicimos,
para poder librarnos de ese mal.
Las personas que más se auto castigan o lo hacen con mayor crueldad son las que crecieron en ambientes muy rígidos y autoritarios. En esos hogares o colegios, los errores se veían como defectos en lugar de formas de crecer. También se puede ver este comportamiento en las personas demasiado perfeccionistas que creen que una equivocación es un ataque a su imagen, a su integridad, a su mundo ideal, etc. En un tercer grupo podemos encontrar a los que se castigan porque no saben o no pueden pedir perdón o bien porque su rigidez no se los permite. No por nada se suele decir que somos nuestros jueces más severos.
Imponerse un castigo para poder exhonerar las culpas y sentirse mejor con uno mismo no está del todo mal visto, sin embargo, no es que una penitencia liberará del daño causado. El tema es que esta reprimenda no acaba nunca y en lugar de provocar alivio (lo que se espera), hiere todavía más.
¿Cómo evitar el autocastigo?
1-Aceptar que no resuelve los problemas: si cometiste un error y éste tuvo sus consecuencias, intenta contener los daños y solucionarlo en el momento. Pide disculpas y si no lo puedes hacer (por diversos motivos), aprende de ello para no volver a cometerlo.
2-Hablar del error: En el momento en que sientas que la culpa te está haciendo mal, una idea interesante es sentarte y hablar del tema con tus seres queridos. Te sorprenderás con la imparcialidad de los demás y la visión diferente del hecho.
3-Aprender a ser amable: Es más sencillo ser bueno con los demás que con ti mismo. Una buena estrategia es imaginar que en tu interior hay un pequeño niño, vigílalo, cuida de él, no le digas nada que lo pueda dañar.
4-Comprender los errores como oportunidades de crecimiento: Los que se auto castigan suelen pensar que las equivocaciones son fracasos o defectos. Por el contrario, comienza a verlas como un camino hacia el éxito, ya que sin obstáculos, no se consigue lo deseado. Los errores son nuestra mejor lección en la “escuela” de la vida.
5-Poner los hechos en perspectiva: La culpa se “perpetúa” en nuestra mente y corazón porque volvemos una y otra vez a ese momento. No debes pensar en qué hubiera pasado de no haber actuado de esa manera, porque el pasado no se puede cambiar. Es importante que te des cuenta que las circunstancias eran diferentes y por ello tomaste esa decisión. Aceptarlo es realmente liberador.
6-Aprender a valorar con flexibilidad: Detrás de un castigo se esconde una persona perfeccionista y rígida, que no desea aceptar su equivocación. Recuerda que ser un poco más flexible en lo mental te permitirá vivir mejor, desde una perspectiva más abierta y receptora de lo que ocurre a tu alrededor.
7-Tener en claro quién eres: Si te castigas durante años por un error estás olvidando quién eres en realidad. No debes asumir solamente el rol de quién carga con el “fardo” de la culpa.
Por: Yamila Papa
Foto cortesía de wrangler
http://lamenteesmaravillosa.com/auto-castigarse-por-un-error-del-pasado/
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