(Photo by Auscape/UIG via Getty Images)
Al igual que en otros países en donde predomina la agricultura, desde hace años Argentina está “hipotecando” sus preciosas y ricas tierras para sembrar grandes extensiones de un mismo cultivo.
El monocultivo, tal como su nombre lo indica, se refiere a plantar una sola especie, con los mismos patrones, utilizando los mismos métodos de cultivo y controles de pestes y fertilización, con el fin de hacer más eficiente la producción a gran escala para su posterior comercialización.
Esta es la forma habitual de la agricultura mecanizada e industrializada, mayormente observada en grandes extensiones de soja transgénica.
Sin embargo, este método de siembra apareja serios problemas ambientales como –entre otros- la susceptibilidad al ataque de plagas, y el empobrecimiento y agotamiento de la tierra.
A través de este método, el suelo sufre un desgaste progresivo de los nutrientes y finalmente comienza a erosionarse, ya que en la mayoría de los cultivos se retira la planta completa, y así se interrumpe el proceso natural de reciclaje del suelo. Este se
torna empobrecido y pierde su productividad, por lo cual es necesaria la adición de fertilizantes.
Asimismo, cuando no se diversifican los cultivos se genera una rápida dispersión de las enfermedades de las plantas y algunos insectos encuentran alimento constante y se reproducen intensamente, con lo cual se convierten en plagas.
Otra implicancia de la falta de variabilidad en el cultivo es que no puede sustentar a animales que antes habitaban ese sitio y estos no pueden alimentarse, encontrar abrigo o reproducirse. Esto provoca que tengan que ser migrados a corrales y vivir hacinados consumiendo alimento balanceado, como el ganado en los llamados “feedlot”.
Pan para hoy, hambre para mañana
“El cliente puede elegir el color, siempre que sea negro”. Esta frase de Henry Ford define la obsesión que llegó a sentir el fundador de esta dinastía automovilística por abaratar los costos de producción de las grandes series.
Una réplica similar pero en la producción agrícola sería: “puede tener el cultivo que quiera, siempre que sea soja”.
El cultivo de soja creció exponencialmente en los últimos años, representando actualmente más del 50 por ciento de la producción agrícola en Argentina.
A pesar que las tierras se erosionan, que se contamina el medio ambiente por la presencia muy fuerte de agro tóxicos y que la ganadería no tiene lugar para pastar, todo se justificaría por los dividendos que esta actividad trae a la economía nacional, (cabe recordar que la mayoría de los granos se exportan -representando el 60% de las exportaciones en general-). ¿Es así o no estamos considerando otros factores importantes en esta ecuación?
“La falta de rotación de cultivos resulta en una inadecuada reposición de nutrientes, lo cual indica que no sólo se exporta grano, sino también con ellos a nutrientes importantes que no son cuantificados ni valorados”, explicó la economista ambiental del Área de Cambio Global de FARN, María Marta Di Paola en una entrevista con La Gran Época.
Acá tenemos una respuesta de por qué este modelo es “pan para hoy y hambre para mañana”, aunque ese “pan” se exporte y no sea consumido en nuestro país.
Del mismo modo, la especialista explicó que la falta de rotación de cultivos ocasiona dificultades en el manejo de las malezas, dando como resultado la propagación de especies resistentes a los agroquímicos utilizados para su control.
Bill Mollison, considerado el padre de la permacultura, dijo: “El problema de la agricultura actual es que no es un sistema orientado a la producción de comida sino a la producción de dinero”.
Diversificación de cultivos
Esta sería la contraparte del monocultivo. Es aquel tipo de agricultura que cultiva múltiples especies en el mismo espacio, imitando la diversidad de ecosistemas naturales. Incluye la rotación de las tierras y el multicultivo.
Los agricultores realizan sus siembras en combinaciones (policultivos o cultivos intercalados) más que en cultivos de una sola especie (monocultivos o cultivos aislados).
Los policultivos pueden comprender combinaciones anuales con otras especies anuales, anuales con perennes ó perennes con perennes. Los cereales pueden cultivarse asociados con leguminosas y los cultivos de raíces asociados a frutales.
Estos se pueden sembrar en forma espaciada, desde la combinación simple de dos cultivos en hileras intercaladas hasta asociaciones complejas de muchas especies entremezcladas.
La plantación conjunta de distintos cultivos tiene el propósito de que estos se ayuden entre sí en la captación de nutrientes, el control de plagas y la polinización, así como en otros factores que mejoran la productividad agrícola.
Los policultivos son una forma de cultivo ecológico. Cultivar en forma ecológica significa que no se utilizan fertilizantes ni pesticidas químicos, no solo porque estos no se eligen, sino también porque no se necesitan, ya que la naturaleza se equilibra sola con todos sus elementos.
Asimismo, para hacer un control fitosanitario de las plantaciones se utilizan fertilizantes naturales u orgánicos, derivados de la naturaleza.
Si hipotecamos nuestras ricas tierras con extensas plantaciones de monocultivos que deterioran las tierras. ¿Qué alimento tendrán las generaciones futuras? ¿Qué planeta Tierra les vamos a legar?
La expansión de los cultivos de soja no sólo va en detrimento de otras producciones agrícolas, sino que también afecta los ecosistemas naturales como humedales y bosques nativos, podemos decir que va en contra de la Madre Naturaleza.
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