(Imagen: Chelsea Kroeger)
No tengo ninguna religión, y no estoy en contra de la religión.
No sostengo ninguna teoría fija acerca de la realidad, incluyendo esta.
Veo el cielo y el infierno, el karma, la reencarnación, y la búsqueda de la iluminación como hermosos cuentos de hadas.
No tengo ningún gurú, ningún linaje, ningún maestro, y así todo y todos me enseñan.
Veo a la duda y al misterio profundo como mis compañeros más confiables.
No recorro ningún camino, excepto el que va apareciendo directamente frente a mí.
No tengo ningún hogar, excepto este momento sagrado.
No confío en absolutamente nada, excepto en cualquier cosa que ocurra.
No le encuentro ningún significado a la vida, excepto el hecho de vivirla audazmente.
Sé que hoy podría ser mi último día.
Me siento agradecido por todo lo que se me ha dado y por todo
lo que se me ha quitado.
Reconozco la limitación inherente del lenguaje y sin embargo me encanta jugar con él.
Veo la broma en el uso de las palabras “yo”, “mí” y “mío”, y sin embargo me deleito utilizándolas.
Me doy cuenta de que no soy mi historia, y me doy cuenta de que incluso eso no es cierto.
Me resulta imposible decir algo acerca de mí, porque la experiencia cambia constantemente.
Me resulta fácil hablar de mí mismo, porque lo que soy nunca cambia.
Sé que en el nivel más profundo soy exactamente igual que tú.
Sé que estas frases son pálidas imitaciones de la verdad.
No creo en nada.
No tengo ninguna religión.
Excepto las inhalaciones y las exhalaciones.
Y un asombro profundizándose infinitamente.
- Jeff Foster
http://presenciaconsciente.tumblr.com/post/141165153472/la-fe-y-el-asombro
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