11 de febrero de 2016

Las abejas siguen muriendo, los responsables: Nosotros



Un estudio dirigido por la Universidad de Exeter (Reino Unido) y la Universidad de Berkeley (Estados Unidos) revela que la abeja europea ‘Apis mellifera’ es la principal responsable de la presencia del denominado virus de las alas deformes en millones de colmenas del mundo. Esta pandemia, que ha causado la muerte de millones de abejas en las últimas décadas, es consecuencia de la acción del ser humano, que comercia con estos insectos y los utiliza para polinizar cultivos, según informa el sitio web del centro educativo británico.

Los investigadores sostienen que la propagación de esa enfermedad se ha vuelto mucho más peligrosa a raíz de combinarse con la acción del ácaro varroa, un organismo que se alimenta de las larvas de estos insectos y transmite este mal.

Los autores del estudio, que se ha centrado en la secuenciación molecular del virus y los ácaros en 32 ubicaciones de 17 países, indican que es necesario limitar de manera “estricta” el movimiento de las abejas —aunque no se conozca si están infectadas por el ácaro— y que los apicultores tomen medidas para controlar la existencia de este parásito en sus colmenas, ya que “también

puede afectar a los polinizadores salvajes”.

“La idea clave de nuestro trabajo es que la pandemia mundial de virus en las abejas no es natural, sino provocada por el hombre. Por tanto, mitigarla está en nuestras manos”, sentencia el profesor Mike Boots, adscrito a las universidades de Exeter y de Berkeley.

Los devastadores productos de Monsanto se ceban ahora con las abejas

Otro estudio, titulado ‘Efectos de dosis subletales de glifosato en la navegación de la abeja’ y publicado en la revista ‘Journal of Experimental Biology’, presenta los efectos del glifosato utilizado en entornos agrícolas en la actividad de la abeja y revela que este retrasa el regreso de este insecto a la colmena.

Las trayectorias de vuelo de las abejas también se vieron afectadas después de la exposición sucesiva al herbicida, lo que sugiere que la ingesta de glifosato durante la alimentación afecta al proceso de aprendizaje espacial de estos insectos.

Otras consecuencias del uso del herbicida comprenden efectos adversos sobre las lombrices de tierra y la biota del suelo, así como cambios en la forma de los anfibios. El uso generalizado del químico en los cultivos tolerantes al glifosato también está vinculado a la disminución del número de mariposas monarca, que utilizan plantas de algodoncillo para poner sus huevos. Pero estas están siendo destruidas por la aplicación de glifosato.

Ademas, otras sustancias químicas como los neonicotinoides, una nueva clase de insecticida, están presuntamente relacionadas con la extinción de abejas en todo el mundo.





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