7 de diciembre de 2015

Luz y oscuridad


Se habla mucho en estos días acerca del sanar y el despertar espiritual, de la alegría sin causa, de la claridad y de la paz como los frutos inevitables del viaje interior. No se menciona tanto, sin embargo, la decepción del despertar - o de las formas en que puede romper nuestros corazones - abriéndonos por completo a la realidad de la crucifixión, la resurrección, y de la transfiguración que podríamos encontrar a lo largo del camino.

En la prisa por convertir lo negativo en positivo, en manifestar todo lo que 'queremos,' y en todo el alboroto que armamos para entrar en un estado permanente de 'felicidad,' olvidamos que no hay transfiguración sin una encarnación radical de la cruz de la oscuridad salvaje en el interior.

En el pleno abrazo a la vida - justo dentro de las sucias, oscuras, profundas regiones de la psique - somos invitados a conocer la totalidad de lo que somos, lo que incluye la oscuridad y la luz, el movimiento de la separación  y la unión, y la totalidad de lo que significa ser un ser humano encarnado.

Hay algo que anhela emerger, fuera de todo ese lío, surgiendo desde el oscuro,

rico suelo del cuerpo. Pero, ¿le ofrecerás un hogar, para que se despliegue e ilumine el camino que hay por delante, y resistirás la tentación de verlo como un obstáculo que se interpone en tu camino? La única salida es 'a través' - y hay una parte de ti que nunca olvidará esta transmisión sagrada que emerge desde las células de tu propio corazón.

Como Jung tan conmovedoramente nos recuerda, no nos volvemos iluminados por "imaginar figuras de luz, sino haciendo consciente la oscuridad." Continúa diciendo que el camino integral y no negociable de la oscuridad y la luz es uno que a menudo es "desagradable" y por lo tanto nunca será popular.

Es importante - y una expresión de enorme bondad para nosotros mismos y para los demás - recordar que es posible que nunca queramos volver a lo que hemos evitado durante tanto tiempo. Y nunca podría sentirse cómodo o seguro. Pero aún así muchos están siendo de alguna manera llevados de vuelta a casa, hasta y por su verdadera naturaleza, hacia la inmensidad en donde la mente no puede viajar - para ya no abandonarnos y patologizar el sabio flujo del sentimiento, la emoción, y la sensación a medida que aparece como nuestras sensibilidades, nuestras vulnerabilidades básicas, y la erupción de la presente experiencia somática conforme viene a ofrecer su inteligencia y su invitación creativa.

El antiguo camino del corazón podría nunca conformarse a nuestras esperanzas, miedos, y sueños, porque está emergiendo en el aquí y el ahora como un emisario de lo desconocido. Descansemos en la verdad dolorosa de que una de las funciones primordiales del amado es sembrar deflación en el campo de la separación. Sí, el despertar podría ser, siempre es una decepción, desde el punto de vista de la organización egóica. En este sentido, el viaje es eternamente sin esperanza, pero es en la creación de un hogar para nuestra desesperanza - y permitir que sea iluminada dentro de nosotros - que somos finalmente capaces de entrar en un mundo más allá de nuestra más salvaje imaginación.
A través de nuestro compromiso de permanecer entre las llamas y la vivacidad del mundo energético, llegaremos a la realización encarnada de que esta decepción es sagrada, que esta deflación es una bendición, y es total.

Mientras viajamos juntos como compañeros de viaje, encontremos una manera de abrazar tanto la alegría como a la angustia del despertar espiritual, y demos testimonio de la sabiduría que brilla desde nuestra experiencia inmediata, ya sea que aparezca como tristeza, felicidad, desesperación o gran alegría. Es cierto que la gracia aparecerá tanto en las formas dulces como en las feroces, pero independientemente de su manifestación particular, sigue siendo gracia, enviada desde el más allá para abrirnos a la radiante plenitud del ser.

Haz todo lo que puedas para ayudar a los demás en el camino - porque puedes hacer mucho. Nunca subestimes el poder transformador de tus palabras, la forma en que tocas y acoges a los demás, y el regalo más preciado que tienes para ofrecerles a ellos y a un mundo cansado - el fuego de tu propia presencia.

- Matt Licata




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