Al día siguiente, su despertador “flexible” le levanta a la misma hora de siempre. Usted sale a la calle y toma el autobús ya “familiar” para desplazarse al trabajo. En la misma parada que el día anterior, el viejo del bastón y el sombrero vuelve a subir aunque esta vez no podrá ofrecerle un asiento, pues hoy estaban todos ocupados. Como usted hizo el día anterior, son otros pasajeros los que se levantan y le indican al anciano que ocupe sus
puestos. El señor agradece tanta gratitud, pero mantiene su voluntad férrea de permanecer en pie. Usted no logra entenderlo, y piensa en varias razones (o “causas”) a las que pueda agarrarse el anciano en su insistencia de no querer sentarse: puede ser que se baje dentro de pocas paradas, que prefiera hacer un poco de “ejercicio” o que no quiera ser una carga para las demás personas… sus razones tendrá. Transcurridos unos días, este anciano con bastón y sombrero, pasó a formar parte de la “familia” de viajeros habituales del autobús. Y no era de extrañar que ya nadie se “preocupara” por el anciano, pues conocían su estática voluntad de permanecer en pie.
Un día cualquiera, subió en el autobús un nuevo viajero (llamémosle “viajero X”). Este pasajero, que no pudo sentarse al ir el autobús repleto de gente, vio que subía un anciano con un bastón y un sombrero peculiar. En ese instante, el viajero “X” esperó a que sucediera lo que debería haber sido lógico o normal, por pura educación: esperó a que cualquiera de los pasajeros que iban sentados, se levantaran y le ofrecieran su puesto a ese anciano maltrecho pero de sonrisa eterna. Sin embargo, lo que el viajero X esperaba, no ocurrió. Nadie se levantó, nadie miró, nadie dudó, nadie se inmutó. Asombrado por lo que sus ojos estaban observando, el viajero X estuvo a punto de decir en voz alta lo que en ese momento estaba pensando. El viajero X corroboraba, una vez más, que la sociedad está perdiendo los valores. Confirmaba, con “hechos”, que las personas son egoístas, y que cada uno va a su “bola”. Hoy manda el individualismo, guía la apatía… normal que esta sociedad esté en crisis y se vaya al “carajo”, pensó.
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Cada día, escuchamos que vivimos en la era de la información, de las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación), de Internet, de la globalización, de las redes sociales… bla bla bla. Ya lo sabemos, si no… ¿cómo estaría usted leyendo esta reflexión? Yo me comunico con usted gracias a las nuevas tecnologías, no hay duda. Nunca antes, la obtención de información había sido tan sencilla como hoy. Y no hace falta que nos vayamos mucho tiempo atrás… O si no, piensen cuando únicamente podían recopilar información de las enciclopedias y los diccionarios, y compárenlo en la rapidez en que hoy puede saber “CASI CUALQUIER COSA”, en un tiempo récord. Ah, las palabras que acabo de escribir en mayúscula, no lo están por motivos estéticos. Yo mismo he sido víctima de una falacia, un fraude que nos hemos creído y que nos está llevando de lleno al paraíso de la ignorancia. El punto clave es el siguiente: una cosa es que sea más fácil obtener información… y otra muy distinta es saber más sobre algo. Realmente, ¿hoy las personas saben más de “casi cualquier cosa”? Y es queestamos trasladando el compromiso de la sabiduría a las nuevas tecnologías. ¿Para qué aprenderme de memoria los ríos de España si Google me los dirá en cuestión de segundos?
De acuerdo, Internet nos está ayudando muchísimo… pero recordemos que, la obtención de conocimiento, ahora nos viene casi “regalada”, como cuando una madre o un padre aterrizan una cucharada de papilla en la boca de su hijo, durante la hora de comer. El hijo hambriento de “información” seríamos nosotros, nuestros padres serían “Google” u otros buscadores, pues ellos nos hacen llegar la información “masticada” y, finalmente, el potito representaría nuestra “hambruna” informativa. Este potito, será distinto, en función de la información que necesitemos. Cuando únicamente queremos conocer un río, el nombre de un famoso, el título de una canción, etc. el potito será pequeño. En cambio, si estamos realizando una investigación rigurosa, tal vez necesitemos más de un tarro de “papilla” informativa. Lo interesante del caso es que, sea como sea, hoy no podemos prescindir de nuestros “papis” para obtener conocimiento, mientras que no hace mucho tiempo, el niño que quería nutrirse de información, tenía que aprender a coger él solo la cuchara y ponérsela en la boca.

En otras palabras: pensar que podemos saberlo todo en cualquier momento, nos puede hacer más ignorantes pues, insisto, una cosa es obtener información y otra muy distinta es poseer un mayor conocimiento sobre el mundo. O, ¿a caso decimos que los seres humanos tenemos la capacidad de volar, únicamente porque podemos hacerlo en avión? Sin la tecnología, no podríamos conseguirlo, como tantas otras cosas. El tema es el siguiente: la realidad social, entendida como cualquier acontecimiento o hecho que se produzca en un contexto de interrelación entre personas o individuos, está impregnada de información. Constantemente hablamos, nos comunicamos, observamos y sacamos nuestras propias conclusiones sobre el mundo que nos rodea… Pero en un mundo en que nos lo dan todo comido, nuestra sabiduría tenderá a “infantilizarse”, perdiendo el sentido crítico que antes adquiríamos por sentirnos más responsables en la búsqueda del conocimiento. Me explico: hoy, leemos dos o tres titulares de los medios de comunicación y ya nos vemos capacitados para afrontar un debate sobre política o ciencia. Hoy leemos un par de artículos de opinión, y creemos haber dado ya con la solución de la crisis económica y de los problemas mundiales. “Resolver los problemas en la barra del bar”, se le suele llamar a esto. Nos estamos acostumbrando a “resolver” las situaciones, los conflictos… ¡a razonar sobre el mundo!, partiendo de una información que nos llega de todas partes y en cantidades industriales, y actuamos como si fuéramos unos auténticos gurús de la sabiduría, sintetizando dicha información en cuestión de segundos, o como mucho, de minutos.
¿Qué podemos hacer para retomar el control (o por lo menos, la sensación de control) frente a este volcán que no para de escupir lava informativa? ¿Qué podemos hacer, para dejar de ser un “niño” que se cree cualquier cosa, o que es incapaz de diseccionar todo lo que le llega? Deberemos aprender a filtrar la información. Hoy no es más sabio el que maneja más información sino el que mejor escoge sus fuentes informativas. No todos los “potitos” son iguales, así que deberemos ser capaces de detectar cuáles son los envases, los “paquetes” informativos que mejor “nutrirán” nuestra necesidad informativa, si es que nuestro deseo principal es acercarnos a la auténtica realidad de “lo social”. Pero ojo, porque este “filtraje” que debemos realizar para recuperar la madurez perdida, debe superar diversos obstáculos:
Primer gran obstáculo: ser conscientes de la manipulación con la que nos doman habitualmente tanto los políticos, como los periodistas y otros “magos” de profesión. Y no hace falta que la manipulen, hay ocasiones en que eludir una parte de la información ya es suficiente como para hacernos creer su realidad disfrazada. Pero no me centraré aquí en este tipo de engaños… únicamente lean dos periódicos de ideología política opuesta, y verán a qué me refiero.
Segundo gran obstáculo: la falta de información. Resulta paradójico, pues nos encontramos en una etapa a la que llamamos “era de la información”. Sin embargo, el filtraje de la información puede llevarnos a un engaño, una distorsión de la realidad que estemos analizando.

Tercer gran obstáculo: la cuestión de la “percepción”. Al filtrar la información que hayamos recopilado, nuestra propia “percepción” sobre la realidad que nos rodea, nos puede hacer llegar a conclusiones totalmente opuestas. Piensen en un partido de fútbol, en las veces en que sus amigos y usted mismo, han estado viendo una jugada repetida una y otra vez, y no se ponían de acuerdo en lo ocurrido. “Es penalti”; “No es penalti”; “Es roja”; “No es roja”… Los seres humanos, percibimos una misma realidad de forma distinta. Así que, cuando interactuamos con los demás, procuramos conseguir puntos de encuentro con las realidades percibidas de quienes nos rodean. Y cuando las realidades de los individuos se “encuentran”, no hay problema, esto quiere decir que estamos viendo o pensando lo mismo. Sin embargo, las dificultades empiezan cuando no hay manera de trazar “puentes” entre realidades percibidas de forma distinta, es decir, cuando no nos ponemos de acuerdo conforme a lo que cada uno está viendo. No pretendo transmitir que haya tantas realidades como personas, y que cada una puede ser igual de válida… no. El relativismo más extremo debería enterrarse para siempre. Pero no por ello, debemos renunciar al arte de matizar, de ir desgranando la información… ¡de ir al detalle! En definitiva, de volver a ser más adultos, y de no tragarnos todas las cucharadas de la papilla informativa que nos alcance o que obtengamos.

Quizás deberíamos ser más humildes a la hora de hablar de la realidad social. Deberíamos aceptar que no basta con viajar una sola vez en autobús. Con tal de acercarnos, cada vez más, a la auténtica realidad, necesitaremos dedicación, investigación… Deberemos establecer más puentes de entendimiento con quienes nos rodean. Al fin y al cabo, la inteligencia es social. Quizás los demás puedan saber cosas que yo desconozca, como los pasajeros del autobús, que sabían de la voluntad del anciano. No es bueno cerrarse en nuestra realidad, pues podríamos estar muy alejados de ella. Alguien podría matizar, desgranar la información de la que disponíamos hasta ese momento. El viajero X estaba convencido de que la sociedad iba a peor, y por no preguntar o sencillamente, desconocer, filtró una información que corroboraba su percepción de la realidad, pero que no era la auténtica. Si hubiera construido “puentes” de diálogo con los demás, habría sabido que los pasajeros ya ofrecieron su asiento al anciano, y que éste los había rechazado días atrás. Habría sabido, que el anciano no quería viajar sentado.
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De nuevo lunes, y de nuevo de camino hacia el trabajo. Hoy ha tenido que salir corriendo, pues olvidó poner la alarma a su despertador “flexible”. Ha salido de casa diez minutos más tarde de lo habitual, y está convencido/a de que no alcanzará a coger el autobús de siempre. Efectivamente, cuando llega a la parada, el autobús ya se ha ido. No pasa nada, cada diez minutos llega un autobús, así que cogerá el siguiente. Durante este espacio de tiempo, se acuerda del anciano del bastón y el sombrero a lo Dick Tracy. Hoy no “coincidirán”, pues desde que vio por primera vez al anciano, siempre ha subido en el mismo autobús que usted…
Por fin llega el autobús que estaba esperando. Se detiene enfrente, abre las puertas y usted sube sin dudarlo. Una vez dentro, observa las caras de los pasajeros, y ninguna no le suena. No como en el otro autobús, el “suyo”, siempre repleto de caras familiares, de gente como usted que cada día coge el mismo autobús a la misma hora. Se fija en que todavía quedan dos asientos libres, así que decide sentarse. El autobús retoma su marcha. Una parada. Otra… La siguiente, será la parada en la que siempre subía el anciano. El autobús se detiene y, tras abrir las puertas, ve que sube un bastón seguido de un anciano con sombrero a lo Dick Tracy.

- ¿Puedo preguntarle una cosa?Y usted, asiente con la cabeza, sin decir nada.
- ¿Sabría decirme qué resultado daría 1+1?
Justo en ese instante, pensó que ese pobre anciano tenía alguna enfermedad mental, a pesar de que su mirada parecía ser la más cuerda en todo el autobús. Decide seguirle el “juego” y le contesta:
- Dos ¿no? Es evidente: uno más uno, siempre son dos…
El abuelo, esperando la respuesta, sonríe, y añade lo siguiente:
- Cuando dos gotas de agua, discurren por separado, y acaban encontrándose en un mismo punto, hasta que se fusionan en una nueva gota de agua… entonces, ¿seguiría usted diciendo que 1+1 siempre son 2?
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Imagine que viaja en transporte público, por ejemplo en un autobús, y que cada día coge puntualmente el mismo…
http://ignasimeda.blogspot.com.es/2010/07/el-anciano-en-el-autobus-un-relato.html?updated-min=2010-01-01T00:00:00%2B01:00&updated-max=2011-01-01T00:00:00%2B01:00&max-results=17
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