En el reino de Kapura toda la gente era inteligente. El rey era muy sabio, se llamaba Arvin. Todos en este reino vivían muy felices.
El rey tenía unos ministros muy inteligentes que lo ayudaban en los asuntos del reino, y su corte estaba formada con la gente más estudiosa.
Un día el rey le dijo a su primer ministro:
-¡Oh sabio ministro, hay muchas preguntas que a mí me gustaría hacerle!
-Oh mi rey, por favor pregúnteme, yo trataré de darle mis mejores respuestas.
El rey hizo su primera pregunta:
-¿Quién es la mejor persona?
-La mejor persona es aquella que hace al rey feliz con su trabajo.
Todo el mundo aplaudió la maravillosa respuesta, pero el rey no parecía feliz.
Enseguida el rey hizo su segunda pregunta:
-¿Cuál es la mejor de todas las acciones?
-La mejor de las acciones es aquella que hace al rey feliz –dijo el ministro-.
Todos volvieron a aplaudir, pero al rey no pareció gustarle la respuesta, e hizo su tercer pregunta:
-¿Cuál es el mejor tiempo?
-El mejor tiempo es el elegido por el astrólogo del rey.
El rey no estaba para nada feliz con las respuestas, y con su cara seria dijo:
-Querido ministro, tú serás muy sabio, pero tus respuestas no resuelven mis
dudas.
Luego el rey preguntó a todos los ministros:
-¿Alguno de ustedes podría dar respuesta a mis preguntas?
Si alguien en mi reino es capaz de dar una respuesta que satisfaga mis preguntas, le daré una bolsa de monedas de oro.
Esa tarde, mientras el rey caminaba por sus jardines, se encontró con uno de sus sabios hombres y le hizo las mismas preguntas, pero tampoco se quedó conforme con las respuestas.
Otro día el rey cabalgaba a través de la selva con sus ministros y se sintió muy cansado. Vieron una pequeña choza y pararon a descansar por un rato. Cuando se acercaron se encontraron con que allí vivía un sabio que estaba regando las plantas.
Cuando el sabio vio al rey, enseguida le dio la bienvenida y lo invitó a pasar y sentarse. Le ofreció frutas y bebidas, y mientras le estaba sirviendo, llegó un discípulo de este sabio trayendo a un hombre herido.
Al ver esto, el sabio dijo:
-Oh rey, por favor discúlpeme, debo ir ahora a atender a esta persona.
Un rato más tarde, el rey descansó y se refrescó, y estaba listo para irse. Entonces fue adonde estaba el sabio y le dijo:
-Muchas gracias por tu amable ayuda, ahora nosotros debemos irnos.
El sabio le contestó:
-Fue un placer ser de ayuda para usted, pero lo noto preocupado. ¿Qué le sucede?
-Hay tres preguntas que me preocupan hace ya mucho tiempo y he estado buscando la respuesta por todos lados le contó el rey.
-¿Cuáles son las preguntas? –le dijo el sabio.
-Mi primera pregunta es ¿quién es la mejor de las personas?
-¿Y las otras?
-Mi segunda pregunta es ¿cuál es la mejor de todas las acciones?
Y la tercera ¿cuál es el mejor tiempo?
-Oh rey, usted ha sido testigo de las respuestas a sus preguntas.
-No puedo entender. ¿Me explicas, por favor?
-Antes de que usted llegase yo estaba regando las plantas, ése era mi deber; después, cuando arribó, atendí sus necesidades que se convirtieron en mi deber hacia una visita.
El hombre lastimado vino, dejé todo y lo atendí. Cuando uno sirve a todo aquel que viene buscando ayuda, es la mejor persona.
El placer que nosotros podemos dar sirviendo a los demás es la mejor acción que uno puede realizar; y el presente, cuando se está haciendo algo, es el más sagrado de todos los tiempos.
El rey estaba muy satisfecho y feliz de recibir las respuestas a todas sus preguntas y le agradeció al sabio por resolver sus dudas.
–
La mejor persona es quien sirve a quien necesita, la mejor acción es el servicio y el mejor tiempo es el presente.
http://espiritualidaddiaria.infobae.com/%C2%BFsabes-quien-es-la-mejor-persona-cual-es-la-mejor-accion-y-cual-es-el-mejor-tiempo/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario