LA
FILOSOFÍA IMPERANTE EN LA SOCIEDAD MODERNA, CON SU AVASALLAMIENTO
PUBLICITARIO Y TECNOLÓGICO, GENERA UN MODELO DE FELICIDAD BASADO EN LA
SATISFACCIÓN DEL DESEO INDUCIDO, es decir, aquel al que somos
sometidos por los medios de comunicación, que intenta hacernos creer que
tendremos una vida mejor si compramos o consumimos los productos o
servicios que ellos ofrecen.
Este modelo de
felicidad se sustenta en un esquema materialista y sensorial, donde el
ser humano es considerado como un mero receptor de felicidad al servicio
de ese sistema consumista.
De este modo,
sentirnos felices está relacionado con la adquisición de un determinado
estándar social o económico al cual todos somos inducidos a llegar.
Pareciera que para estar bien en cualquier circunstancia hay que beber
algo de alcohol, vestirse de cierta manera, comer midiendo las calorías
ingeridas rindiendo de esta manera un culto desmedido al aspecto físico,
ejemplos estos entre otros aún más absurdos, pero de neto carácter
sensorial y por lo tanto, efímeros.
Un análisis más
espiritualista debería profundizar las raíces de la felicidad en caminos
interiores de satisfacción, independientes de las premisas exteriores,
roles y jerarquías sociales y económicas.
LA
FELICIDAD TRASCENDENTE A LA QUE TODOS ASPIRAMOS SEGURAMENTE, ES AQUELLA
QUE SE REFLEJA EN LA TRANQUILIDAD DE UNA CONCIENCIA RESPONSABLE CON SUS
DEBERES Y COMPROMISOS ESPIRITUALES, AQUELLA QUE ANHELA LA PAZ INTERIOR Y
REIVINDICA LA ALEGRÍA DE VIVIR COMO UN CANTO DE OPTIMISMO Y FE EN LA
VIDA.
Por sí sola la
existencia constituye una fuente de energías placenteras que conducen al
espíritu a una mayor plenitud en el contacto consecutivo con su origen,
es decir con la Unión con Todo, con la perfección de la creación y con
la certeza de que todas las circunstancias de vida posibilitan el
acercamiento del alma al conocimiento verdadero de su esencia, de su
felicidad.
Es indudable que una
visión tan profunda contradice los postulados modernos de felicidad ya
que plantea la necesidad de comprender los procesos de evolución desde
una óptica interior y con una perspectiva de largo alcance.
Tal vez deberíamos
tener en cuenta que el ser humano es creativo y al serlo, tiene el don
de la contemplación. El espíritu en su mismo ser y en todas las cosas
que lo rodean, puede descubrir las sensaciones de felicidad mediante el
desarrollo de sus sentimientos de amor a los seres y en la medida que
desarrolla las virtudes de amar, percibir, agradecer, valorar, establece
una relación vibratoria con los centros vitales del universo, aquellos
centros donde el alma va a fortificarse tras las pruebas y dificultades
que tiene que superar, para su conocimiento y evolución.
Alcanzar a intuir
estos niveles de evolución, puede constituirse en un objetivo espiritual
de vida, objetivo que puede conseguirse por etapas desarrollando una
disciplina diaria de trabajo moral sobre los valores antes mencionados,
contemplándonos y contemplando a los seres y circunstancias de vida con
un sentimiento de humildad e inspiración divina.
Para ello es necesario
el reconocimiento reflexivo y analítico que hagamos de nuestra
personalidad, con sus aciertos y flaquezas, de nuestros deberes de
trabajo solidario, atentos a otras necesidades, e iremos descubriendo en
la serenidad de nuestra conciencia, que somos motivo de felicidad para
otros y entonces, habremos establecido contacto con la realidad superior
de nuestros espíritus y empezaremos a gozar la vida de una manera
diferente y desconocida.
Porque la felicidad ya
no dependerá de condicionamientos externos sino de un proceso interno,
el que se nutre del alma convencida de su destino trascendente y anhela
otras vías de proyección y mejoramiento.
ESTE
MODELO DE FELICIDAD TRASCIENDE AMPLIAMENTE AQUELLA PRIMERA CONCEPCIÓN Y
NOS COLOCA EN UNA POSICIÓN DE RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL QUE NOS HACE
PARTÍCIPES ACTIVOS DE LA BÚSQUEDA Y NO SIMPLES RECEPTORES DE
SATISFACCIONES FORTUITAS O AZAROSAS.
LA
PUESTA EN PRÁCTICA DE ESTA FILOSOFÍA DE VIDA SERÁ FUENTE DE
SATISFACCIÓN PERMANENTE PARA NOSOTROS Y NUESTROS SERES QUERIDOS,
IMPULSÁNDONOS E IMPULSANDO A QUIENES NOS RODEAN HACIA EL CAMINO DE LA
CONQUISTA DEL AMOR, LA UNIFICACIÓN Y EL CUMPLIMIENTO DE LOS OBJETIVOS
TRASCENDENTES DE NUESTRO ESPÍRITU.
http://lacienciadelespiritu.blogspot.com.ar/2013/10/felicidad-trascendente.html
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